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lunes, 27 de febrero de 2012

IMPACTO HUMANO...

LOS GLACIARES MUESTRAN EL IMPACTO HUMANO EN EL CICLO DEL CARBONO

Las últimas pistas sobre la influencia de la revolución industrial sobre los ecosistemas remotos de la Tierra se encuentran congeladas en el hielo de los glaciares. Este hallazgo, llevado a cabo por un grupo de científicos liderados por Robert Spencer, de la Institución Oceanográfica Woods Hole, ha sido publicado en la revista ‘Nature Geoscience’.
A nivel mundial, la pérdida de hielo de los glaciares se está acelerando impulsada, en parte, por la deposición de carbono en forma de hollín o ‘carbón negro’, que oscurece las superficies de los glaciares y aumenta la absorción de luz y calor. La quema de biomasa –árboles, hojas y otros tipos de vegetación– es la principal fuente de este humo negro.
Spencer y sus colaboradores han llevado a cabo gran parte de su investigación en el glaciar de Mendenhall, cerca de Juneau, en Alaska. Mendenhall y otros glaciares, que terminan su viaje en el Golfo de Alaska, reciben una alta tasa de precipitaciones, lo que agrava la deposición de hollín, convirtiéndolos en lugares idóneos para la investigación.
Según Spencer, “la quema de combustibles fósiles y biomasa tiene un impacto del que podemos ser testigos en estos sistemas de glaciares, a pesar de que estén muy alejados de los centros industriales, lo que pone de manifiesto que los ciclos biogeoquímicos de la superficie en la actualidad son universalmente post-industriales”.
La clave para el proceso es la materia orgánica disuelta, que contiene carbono, en el hielo glacial. Los glaciares proporcionan una gran cantidad de carbono a los ecosistemas de las aguas, por lo que muchos científicos creen que la fuente de este carbono son los bosques antiguos y las turberas invadidas por los glaciares.
Sin embargo, gracias a las nuevas pruebas de datación por radiocarbono y ultra-espectrometría de masa de alta resolución, Spencer y sus colaboradores creen que el carbón proviene, principalmente, de la quema de combustibles fósiles y la biomasa moderna. Una vez que la materia orgánica que contiene carbono negro se deposita sobre la superficie del glaciar por la nieve y la lluvia, la materia orgánica disuelta resultante se mueve con el glaciar y, finalmente, se derrite en el mar, proporcionando alimento a los microorganismos en la base de la cadena alimentaria acuática.
Los glaciares y las capas de hielo, en conjunto, representan la segunda reserva de agua del planeta –los ecosistemas glaciares cubren el diez por ciento de la Tierra–; sin embargo, la dinámica del carbono que sustenta estos ecosistemas se conoce poco. “Mejorar nuestra comprensión de la biogeoquímica del glaciar es de gran urgencia, ya que los entornos de los glaciares están entre los más sensibles al cambio climático y los efectos de la contaminación industrial”, subraya Spencer.
Los hallazgos de los investigadores también revelan cómo el océano puede haber cambiado con los siglos pasados ya que los microbios que forman la parte inferior de la cadena alimentaria son particularmente sensibles a los cambios en la cantidad y calidad del carbono que entra en el sistema marino. Dado que el estudio encontró que la materia orgánica en las salidas de los glaciares se debe, en gran parte, a las actividades humanas, el suministro de carbón del glaciar a las aguas costeras del Golfo de Alaska parece ser un fenómeno moderno post-industrial.
“Cuando nos fijamos en las redes tróficas marinas actuales, podríamos estar viendo una imagen significativamente diferente de lo que existía antes de finales del siglo XVIII”, afirma Aron Stubbins, del Instituto de Oceanografía Skidaway, “aun no se sabe cómo este carbono, provocado por el hombre, ha influido en las redes alimentarias costeras de Alaska y las pesquerías que apoyan”.
El calentamiento climático va a aumentar el flujo de los glaciares y la entrada de materia orgánica disuelta en el océano costero. Esto se nota ya, especialmente, en las regiones costeras dominadas por glaciares, como las del Golfo de Alaska, Groenlandia y la Patagonia, las áreas que están experimentando los más altos niveles de pérdida de hielo del glaciar, según los expertos.

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