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miércoles, 4 de enero de 2012

IDENTIDAD ROBADA

Las huellas de una identidad robada 

Por Alfredo Montenegro 

Krygi perdió a su familia del pueblo aché-guayaquí en un ataque de colonos. Nacida en 1893 en bosques del actual oeste paraguayo, fue rebautizada Damiana y llevada a la localidad bonaerense de San Vicente para ser explotada como sirvienta. Estudiada como objeto en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, falleció a los 14 años y su cráneo fue regalado a un museo alemán. Eran épocas en que los científicos pensaban a los pueblos originarios como una raza inferior.
"En Argentina la secuestraron, violaron, mataron, trozaron y regalaron. Es justo que el Estado ahora solicite a la institución alemana el reintegro de cráneo de Damiana, para llevarlo a su tierra paraguaya", resalta el historiador Marcelo Valko al regresar del viaje a Berlín donde se contactó con el hospital universitario que guarda los restos de la niña.
Valko concurrió a la audiencia en Alemania junto a la diputada nacional Cecilia Merchán y miembros del Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social (Guías). Los funcionarios le indicaron que "se iniciaron tratativas informales en Alemania desde nuestra embajada para tratar también el tema con la delegación paraguaya". Los alemanes requieren una solicitud oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino.
"Después de casi cien años, el cráneo de Damiana fue tomado por manos argentinas. En La Charité (hospital de la ex Berlín Oriental), toqué y levanté esos restos y me llenó de emoción. Tras años de investigación de los antropólogos de Guías, la periodista alemana Heidi Boehmecke constató el paradero de Damiana", indicó Valko, autor del libro Pedagogía de la desmemoria. Crónicas y estrategias del genocidio invisible.
Los científicos del Charite le dieron la cajita con el cráneo. "Le pusieron resortes para que abra la mandíbula inferior y tiene inscripciones con datos", explicó Valko, que es además profesor de la cátedra Imaginario étnico, Memoria y Resistencia, de la Universidad de las Madres.
Fernando Miguel Pepe, antropólogo rosarino que dirige a Guías, explica que los restos de Damiana fueron descubiertos en 2006. Entonces iniciaron el camino para reintegrar a las comunidades los restos mortales de sus miembros que estén en museos o colecciones privadas. Desde Paraguay, la Liga Nativa por la Autonomía, Justicia y Etica (Linaje) solicitó el reintegro. Así, el 10 de junio de 2010, Guías logró que el museo de La Plata enviara el esqueleto —sin la cabeza— para ser enterrado en el bosque de la comunidad sureña de Caazapa.
Objetos de estudio
El 27 de septiembre de 1896, un colono de Sandoa atacó junto a sus hijos a una familia del pueblo aché, acusada de robar uno de sus caballos. Sóllo sobrevivió una niña de un año. Además de perder a su familia, también le arrebataron su identidad y Krygi fue bautizada Damiana y fotografiada por investigadores del Museo de La Plata que viajaron a la región.
Damiana fue enviada a Villa Encarnación en 1898 y luego a la ciudad bonaerense de San Vicente. Fue empleada doméstica de la madre del prestigioso médico y psiquiatra Alejandro Korn, fundador del instituto para enfermos mentales Melchor Romero. Sobre esa institución, se señalaba que proveía de restos humanos al Museo Antropológico platense, del perito Pascacio Francisco Moreno.
En la casa de Alejandro Korn, el antropólogo alemán Robert Lehmann-Nitsche (1872-1930) director de la Sección Antropología del Museo platense), "la somete a medidas antropométricas, con todo lo que significa desde el punto de vista de la desnudez de esa niña, de la manipulación, de las medidas que le ha tomado", relata la antropóloga Patricia Arena.
Lehmann-Nitsche destacó "su falta de respuesta a la educación familiar, no encuadrada en las conductas morales admitidas, por su libido sexual". Al "considerar a los actos sexuales como la cosa más natural del mundo, fue enviada al Melchor Romero" y luego "a una casa de corrección". Pero Damiana falleció a los 14 años (1907) tras una "tisis galopante", indicaron los registros.
Valko afirma que "Lehmann-Nitsche, mandó seccionar su cabeza". También remarca que en sus registros el científico admite: "En mi ausencia el corte del serrucho llegó demasiado bajo", y manda el souvenir para "su estudio" a Hans Virchow, de la Sociedad Antropológica de Berlín. Sus restos quedaron depositados en el Museo de La Plata y la cabeza separada de su cuerpo.
"Arrancada de su tierra, familia y tribu, trasladada a una cultura que no le guardaba ni afecto, ni respeto, reducida a servidumbre, desnudada, humillada, cercenada su libido, medida, castigada, corregida, fotografiada, clasificada y muerta, todo ello en el marco civilizatorio de la mano de las tan bienintencionadas como positivistas y cristianas familias argentinas", indica Arena, investigadora del Conicet.
Compromiso
En 2006, investigadores universitarios platenses formaron Guías, para trabajar en la identificación y restitución de restos humanos de naciones ancestrales de la región. "En el primer año identificamos los restos de 35 personas que estaban en colecciones del museo. Se generaron cuatro pedidos de restituciones desde comunidades y logramos que no se exhibieran restos en vitrinas", señala Valko.
Los restos del lonko Inakayal volvieron a la comunidad de Tecka, tras aparecer en depósitos del museo la cabellera y el cerebro conservado en formol. "Encontramos 10 mil restos humanos, 6 mil cráneos y esqueletos, en estado crítico o conservados. La mayoría estaba en cajones abandonados y arrumbados. Empezamos a identificarlos y conservarlos", explica el investigador.
El Museo de Ciencias Naturales de La Plata fue fundado en 1888 por Francisco Moreno. Según Pepe, "tenía un rol geopolítico: demostrar que la Patagonia es argentina, no chilena o mapuche. La ciencia justificó la toma de esa región que provocó la masacre y el confinamiento de unas 19 mil personas en la isla Martín García o su explotación en plantaciones".
Así, "Moreno llevó sus colecciones de restos humanos obtenidos en las excavaciones patagónicas. Además enviaba misiones para acrecentar las colecciones. También llevaron cautivos", señala Pepe.
"Algunas cátedras mantienen conceptos clásicos, donde lo político y conflictivo no se toca, y de esa manera son funcionales al sistema. Lo que se logró no fue por una toma de conciencia de la institución, fue por la presión que sintieron al divulgarse nuestros trabajos", remarca el investigador rosarino.
El grupo se autofinancia con aportes propios y ediciones. "Hace cuatro años que vamos a pérdida, pero somos militantes de derechos humanos dispuestos a bancar esto", sostiene Pepe. La perspectiva es, dice, "la de una nueva antropología", a partir de la convicción de que "las culturas vivas no pueden ser musealizadas, tienen que intervenir las comunidades: ellas deben manejar sus tesoros arqueológicos".

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