La importancia del tren en las alturas
El progreso vino acompañado de nuevas culturas.
Sin embargo algunos pueblos se vieron postergados.
LA QUIACA . La desaparición del ramal ferroviario en la Puna jujeña significó la postergación de muchos pueblos, que hoy a la vera de la ruta nacional 9 apenas subsisten con economías familiares y los planes asistenciales. Su desaparición significó una gran pérdida, no solo económica sino también de recursos humanos que debieron migrar hacia otras latitudes en busca de un futuro mejor.
Cuando la línea del exferrocarril Belgrano partía desde La Quiaca a Jujuy, era emocionante ver como en pueblos aledaños, la gente se amontonaba por curiosidad, otros porque viajaban o quienes simplemente vendían sus productos. En Puesto del Marqués, podían adquirirse quesos o carne de cordero; en Abra Pampa, una diversa variedad de comidas; por las localidades quebradeñas, toda clase de frutas.
El valor agregado estaba en compartir un viaje de 8 horas disfrutando el paisaje o simplemente escuchando las historias de los ocasionales pasajeros. Lo que una vez significó progreso para muchos, el trazado del ferrocarril fue desastroso en varios aspectos para otros, se abandonaron pueblos y regiones prósperas para llevar los rieles por zonas inhóspitas. El tren "mató" mucha historia y tradición en aras del progreso. Por citar algunos pueblos puneños de gran importancia como Yavi, Hornada, Zapagua, Negra Muerta, La Cueva, El Cóndor, Cangrejos, Cangrejillos y Barrios se sumieron en el abandono. Cuando en 1894 se concluyó que las vías debían pasar por la Quebrada de Humahuaca con preferencia por la del Toro y que las líneas se extenderían hasta Tupiza (Bolivia), pesaron los factores geográficos porque Yavi se encuentra en un arco formado por el cordón de los Siete Hermanos y por los cerros de Barrios, Pumahuasi y Cangrejillos.
En cambio La Quiaca está asentada en una llanura de relativa extensión, lo que facilitaba el tendido de los rieles, magro destino los habitantes del centenario pueblo porque la gran mayoría se traslado a la nueva ciudad fundado por acto oficial sobre un antiguo caserío y posta de camino el 28 de febrero de 1907. Los nuevos funcionarios de la época desde Yavi se trasladaron hasta La Quiaca, los ciudadanos comunes vislumbraron nuevas oportunidades para el comercio, los originarios de otras localidades una vez en la ciudad fronteriza se mezclaron con otras gentes venidas de todas partes del mundo, sirios, alemanes, italianos, españoles, israelitas, griegos y por supuesto bolivianos en una pequeña Babel que prometía oportunidades para todos. Algunos yaveños en menor cantidad se mudaron a San Salvador de Jujuy o Salta. Yavi quedó detenida en el tiempo y así sigue hasta hoy. A la vez que decrecía el pueblo centenario, el nuevo crecía rápidamente un año después de su creación durante 1908 sus pobladores se dirigieron al gobernador solicitando la designación de autoridades comunales mediante una extensa y cruda presentación, pero esa es otra historia. Lo concreto es que las vías del tren significaron la muerte de Yavi como población de importancia en la Puna jujeña.
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