El Awka

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DESDE MAIMARA - QUEBRADA DE HUMAHUACA - PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD - JUJUY - ARGENTINA

miércoles, 22 de agosto de 2012

CONSIGAMOS UN PLANETA HABITABLE, Y LOS OCÉANOS UN MUNDO DE CONTRASTES.

RECETA PARA CONSEGUIR UN PLANETA HABITABLE.


Las políticas que ignoran la dimensión ecológica y ambiental son en gran parte responsables de los problemas que afectan al sistema de soporte vital del planeta.
Las consecuencias son el cambio climático, la desertificación, la pérdida de biodiversidad, la contaminación oceánica y la destrucción de las selvas, según la organización World Future Council (WFC) (Consejo Mundial del Futuro), con sede en la ciudad alemana de Hamburgo, que ha elaborado 24 recetas para que el planeta siga siendo habitable.
La solución es eliminar las malas políticas y poner en práctica medidas que preserven la salud de la Tierra para las generaciones futuras. Recientemente WFC presentó una agenda de emergencia con 24 medidas críticas, necesarias para conservar habitable el planeta. «Estamos en una Emergencia de la Tierra. Es una crisis increíble. Las políticas son la herramienta más importante para cambiar esto», nos dijo el fundador y presidente del WFC, Jakob von Uexkull.
«Pueden parecer aburridas, pero sirven para dar forma a nuestras sociedades».
En 2000, el gobierno alemán creó una política de sistemas de tarifas, que significó una revolución en materia de energías renovables. La iniciativa permitió generar el 22 por ciento de su electricidad a partir de fuentes renovables y crear un sector que empleó a más personas que su potente industria automotriz. «Con las mejores leyes e incentivos adecuados podemos movilizar la inventiva y el espíritu empresarial para conservar un planeta saludable para las futuras generaciones», indica Von Uexkull.
Por otro lado, las malas políticas permiten que las 3.000 corporaciones más grandes del mundo no asuman los más de 2,2 billones de dólares al año que cuestan los daños que causan al ambiente, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. «Si esas empresas se hicieran cargo de los costes, como deberían, muy pocas darían beneficios», remarcó Von Uexkull.
Las 24 medidas propuestas por el WFC incluyen las mejores políticas para acelerar la transición hacia el uso de energías renovables, regular los instrumentos financieros, asegurar ecosistemas sostenibles, otorgar las mismas oportunidades de educación a las mujeres y prohibir las armas nucleares.
Una de las medidas más controvertidas plantea poner una prueba de eco-alfabetismo a políticos, funcionarios públicos, economistas y licenciados en empresariales. «El alfabetismo ecológico es vital para quienes tienen cargos influyentes y de poder. ¿Cómo se les puede tomar en serio si no entienden los verdaderos riesgos y peligros?», observa el presidente del WFC.

La teoría económica tradicional considera que el ambiente es un subconjunto de la economía. Es «profundamente aterrador», según Uexkull, que se tomen decisiones sobre esa base cuando en realidad es exactamente lo contrario: el sistema económico que creamos depende totalmente del medio ambiente . «Muchos economistas realmente creen que si la producción de alimentos colapsa podemos hacer que la economía siga funcionando produciendo más iPods», por ejemplo, apunta.
El alfabetismo ecológico debería ser un requisito legal y formar parte de la educación básica, pues no basta con que la idea esté en el aire, añade.
La primera medida necesaria es inaugurar la elección de un defensor del pueblo para las futuras generaciones en la Organización de las Naciones Unidas y en los países para representar y proteger sus derechos.
También es necesario que las futuras generaciones cuenten con protección legal de la Corte Penal Internacional (CPI)  para que considere «castigar los actos que causen daños irreversibles al medio ambiente».
La directora de WFC, Alexandra Wandel señala «la pesca de arrastre, que utiliza el sector industrial y daña el fondo oceánico es un ejemplo de práctica que podría prohibir la CPI», e indica que «Trabajamos con abogados de la CPI para realizar enmiendas apropiadas a los estatus del tribunal».
Otra medida importante es solicitar al sector energético que se haga cargo del coste total de su impacto y eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles y a la industria de la energía nuclear. Con este tipo de iniciativas «explotará» el despliegue de fuentes renovables, señala Von Uexkull.

Los gobiernos también deben sacar (ingresos) de los impuestos al trabajo y pasarlos a los recursos, recomienda el WFC. De esa forma aumenta el coste de los recursos no renovables, al tiempo que se grava la contaminación y se incluye un impuesto al dióxido de carbono.
Las 24 medidas son el resultado de más de cinco años de trabajo de un amplio grupo de expertos con diferentes antecedentes y orígenes, algunos de los cuales están dedicados a estos asuntos desde hace décadas, indica Wandel.
No son medidas que estaría bien que se tomaran, son fundamentales si pretendemos tener un planeta habitable, remarca Von Uexkull.
El WFC ha creado una metodología específica para evaluar políticas que están bien y otorga todos los años el Premio a la Política del Futuro. En 2011 lo ganó la Política Forestal de Ruanda, que logró aumentar un 37 por ciento la cobertura forestal, reducir la erosión y mejorar los suministros de agua y el sustento de la gente.
Consciente de que son propuestas de gran alcance, el WFC propone una campaña mundial de educación pública de cinco años para aumentar rápidamente la conciencia sobre la Emergencia de la Tierra y sobre las opciones que tenemos, así como movilizar apoyos para los cambios clave.
Para llegar al público en general y a los políticos, los organizadores estiman que el presupuesto de la campaña no superará los 100 millones de dólares. Para ello buscan sinergias y apelan a la colaboración de gobiernos, organizaciones intergubernamentales, de la sociedad civil, los medios y grupos de jóvenes.
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LOS RAYOS ULTRAVIOLETA AMENAZAN A LAS ESPECIES MARINAS.


La radiación Ultravioleta B (UVB) es una de las causas del declive de numerosas especies marinas. El aumento de esta radiación en los últimos años está incrementando el riesgo para los ecosistemas marinos.
A esa conclusión ha llegado un equipo internacional de investigadores, en el que han participado miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en un estudio sobre los efectos de la radiación en animales y plantas marinas.
El trabajo, publicado en ‘Global Ecology and Biogeography’, muestra una estrecha relación entre los niveles de UVB y el índice de mortalidad de algunas especies, en particular en algas, corales y crustáceos. El equipo cree que es la primera vez que se han cuantificado los efectos precisos y las especies afectadas por la radiación ultravioleta en las especies marinas.
La investigación, basada en 1.784 evaluaciones experimentales, se ha realizado con radiación natural y organismos procedentes de diferentes áreas geográficas. Asimismo, los experimentos se han realizado con radiación artificial y organismos cultivados en laboratorio.
Mortalidad de especies marinas
“En nuestro estudio se demuestra que la mortalidad es la respuesta biológica extrema provocada por la gran sensibilidad a la radiación UVB en los ecosistemas marinos”, reconoce a BBC la autora del estudio, la doctora Moira Llabres.
Hasta ahora se había constatado el efecto negativo de esta radiación en la fotosíntesis, en la absorción de nutrientes y en el crecimiento y la reproducción de determinadas especies. Sin embargo, esta es la primera vez que se cuantifica los daños que causa.
“Los organismos más afectados son las algas, los corales, los crustáceos así como los huevos y las larvas de los peces”, explica la investigadora. “La radiación ultravioleta constituye una grave amenaza para la vida marina porque está afectando a sus ecosistemas desde el fondo hasta la superficie de los océanos”.
Tradicionalmente, los científicos han centrado su atención en otros efectos relacionados con el calentamiento global, la acidificación de los océanos o la eutrofización. Sin embargo para la doctora Llabres las pruebas demuestran la amenaza que representan los rayos UVB, que pueden ser un importante factor que explique el declive de algunas especies marinas.
El estudio ha constatado el riesgo de la exposición marina a esta radiación. Por ejemplo, el descenso del número de corales en los trópicos en las últimas décadas coincide con el aumento de los radiación ultravioleta.
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EL PRIMER ÍNDICE GLOBAL DE SALUD DE LOS OCÉANOS MUESTRA UN MUNDO DE CONTRASTES.


Las costas de África occidental, Oriente Medio, Centroamérica y el sur de Asia son las más dañadas del planeta y las del norte de Europa y las pequeñas islas del Pacífico las más saludables, según un nuevo estudio difundido recientemente.
El estudio, el primer Índice de Salud de los Océanos, califica las zonas marítimas del mundo en base a variables que miden la explotación pesquera y turística, la biodiversidad o el valor paisajístico, con una puntuación de uno a cien, de peor a mejor.
La media global se situó en 60, según anunciaron Washington Conservation Internacional y National Geographic, las dos principales organizaciones detrás del informe.

“Los océanos del mundo están mejor de lo que cabría imaginar”, señaló Ben Halpern, científico jefe del índice, en una rueda de prensa telefónica.
Aunque hay “preocupación” los científicos también albergan “esperanza”, agregó.
África occidental, Centroamérica o partes del sur de Asia obtuvieron las peores notas debido a “un cambio sin precedentes en la manera en que impacta la humanidad en los océanos y nuestra coexistencia con ellos”.
A la cola de la lista se sitúa Sierra Leona, con una calificación de 36, mientras que la mejor fue para Jarvis, una pequeña isla deshabitada en medio del Pacífico, que obtuvo un 86.
En Latinoamérica, Nicaragua muestra el peor índice (43), seguida de Haití y Perú (44), El Salvador (45), Venezuela y Honduras (46), Uruguay (47) y Panamá (48).

República Dominicana, con 58, México, con 55, y Colombia, Cuba y Argentina, con 52 las tres, no consiguen superar la media mundial.
Chile, con 60, está justo en el promedio mundial y Puerto Rico, con 61, y Brasil, con 62, por encima, lo que muestra la gran variedad de notas en la gestión de grandes zonas costeras en Latinoamérica y otras partes del mundo.
Como indicó Halpern, en Sudamérica se puede observar un amplio rango de notas como en el caso de dos países vecinos, Nicaragua y Costa Rica, con índices de 43 y 61, respectivamente.
Un caso similar se da entre Ecuador (60) y Perú (44), algo que según los investigadores “se explica por la mejor supervisión de las autoridades ecuatorianas y por la existencia de ecosistemas que almacenan carbono, como pastos marinos, manglares o salares”.
“Pese a que Perú tiene un mayor impacto e historial comercial marítimo, Ecuador trabaja bien en la protección del hábitat marino”, indicó uno de los responsables del equipo investigador.
Estados Unidos obtuvo un índice de 63, con bajas notas en impacto del turismo y gestión pesquera de sus aguas.
En Europa destaca el ejemplo de Alemania, uno de los países con mejor nota (73) pese a estar densamente poblado, mientras que otros como España obtuvieron un 58, por debajo de la media mundial, especialmente por el impacto paisajístico del desarrollo humano en sus costas.
En el caso español destacan las altas notas en pesca artesanal para comunidades locales (95), limpieza de las aguas (76) y biodiversidad (74), mientras que los índices más bajos, ambos en 34, se dan en el impacto del turismo y la pérdida de especies o paisajes vinculados a la identidad cultural del país.
Los países europeos ribereños con el Mediterráneo obtienen una nota similar a la española, mientras que Francia, gracias en parte a mejores notas en gestión turística y del paisaje, consigue un índice de 66 puntos.
Steve Katona, director gerente del Índice de Salud de los Océanos, indicó que quieren trabajar con las autoridades para utilizar estos datos como una herramienta que ayude a políticas más eficientes.

Katona recordó que Brasil y China están ya tomando la iniciativa para utilizar el índice, que aspira a ser anual, y evaluar la situación de sus costas.
Brasil es el país sudamericano con la mejor nota (62), pese a obtener un cero en el baremo que mide el impacto del sector turístico, con altas notas en biodiversidad, defensa de pesca artesanal y mantenimiento de ecosistemas claves para la absorción del CO2.

Más del 40 por ciento de la población mundial vive en zonas costeras.
El aumento demográfico, con una población que llegará a los 9.000 millones en 2050, tendrá un papel clave en la capacidad de los océanos para proveer alimentos y mantener su riqueza en biodiversidad.

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