El Awka

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DESDE MAIMARA - QUEBRADA DE HUMAHUACA - PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD - JUJUY - ARGENTINA

viernes, 10 de agosto de 2012

NUESTROS ANCIANOS Y ABUELITOS CHALIMIN Y VILTIPOCO.

DON JUAN CHALIMIN

¿Qué tal? Es un placer presentar esta nueva sección que ya fue inaugurada por un artículo que cuenta su razón de ser, su lógica específica, sí es que puede haberla cuando se trata de escribir desde la visión de un hombre y, desde el punto de vista histórico, profundamente atravesado por emociones y vivencias personales. Elegir el primer personaje no fue tarea fácil, empezar a develar a otros grandes héroes del pasado nacional es una tarea que puede resultar tan dulce como generar los más grandes enconos.

Preferí seleccionar en este caso, al que considero el primer rebelde de suelo argentino, pero no a aquél que porta la bandera de una revolución por si misma y con objetivos individualistas. El Cacique Juan Chalimín, lideró a todas las parcialidades diaguitas (abaucanes, malfines, andalga, yocavil, calchaquíes, hualfiles) en la lucha contra el hombre blanco, feroz usurpador de estas tierras.

Chalimín encabezó el gran alzamiento diaguita ocurrido entre 1630 y 1643, movimiento nativo que ocupó la actual región de los Valles Calchaquíes, peleó palmo a palmo con sus subordinados y defendió a poblaciones enteras. Se rebeló contra la opresión de los españoles en forma de trabajos forzados: encomienda, mita y yanaconazgo; contra la imposición de pestes que mataban al indígena; enfrentó a los hombres que violaban a las mujeres de su tribu, a los que les quitaban el alimento… en definitiva… a los que de una manera u otra, los asesinaban.


“No fue la nuestra una lucha de bárbaros contra seres civilizados, no lo fue, sencillamente peleábamos por nuestros derechos… luchábamos por la dignidad de nuestra comunidad, y contra la crueldad con la que nos trataba el invasor. En definitiva, luchábamos por la libertad. Don Juan Chalimín, el bravo cacique, fue nuestro líder y guía, su sangre es un símbolo para América y la indianidad.

Don Juan Chalimín en el Valle Calchaquí como un algarrobo más. Hay un hombre que se aferra a sus montes y a su tierra, una flor en el desierto que va en nombre de sus muertos a luchar. Para mi no es solo un hombre, es un grito de millones que resuena por Los Andes, de coraje, de bravura y libertad. Han escrito en nuestros valles lo mejor de nuestra Historia y rescato en su memoria nuestra raza libertaria Calchaquí: Juan Chalimín”.


El alzamiento duró alrededor de trece años, y no fue el único cacique diaguita que portó la lanza junto a sus hermanos para defender la tierra, también Juan Calchaquí y Viltipico hicieron lo mismo más al norte. La resistencia duró tanto como las energías de los nativos alcanzaron, diezmados por la falta de alimentación y las enfermedades, fueron cejando en su lucha.

Chalimín fue apresado, asesinado y descuartizado. Sus miembros fueron expuestos públicamente en distintas ciudades para escarmiento y temor de nuestros hermanos, pero “la cabeza en lo alto de una pica sonreía, los ojos fieros todavía soñaban con un futuro hermoso”. Ocho millones de nativos murieron bajo la espada inquisidora de los ibéricos en el sur del continente americano… demasiada sangre y dolor.

Es hoy, que vuelvo a preguntarme en cada clase de Historia que comienzo, frente a la mirada, a veces ansiosa y otras desinteresada, de mis alumnos, sí Juan Chalimín, defensor heroico de este suelo, no merece lugar entre tantas páginas de libros que se han escrito. Mi respuesta es sí, porque pertenece a una parte de la verdad que se ha negado durante tanto tiempo.

“Alguien ha cortado tu cabeza Chalimín, tus brazos y piernas y tu lengua Chalimín, pero no podrán descuartizar tu magia. Vives en el centro mismo de las almas, justo en el espacio de nuestra esperanza. Somos hoy tu sombra nada más, tu aliento que se va, tu rostro seco al sol. Tu mutilado amor, tu dulce corazón.”

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NUESTRO KURAKA VILTIPOCO


Ultipoco, Viltipoco o Piltipoco, fueron los tres nombres que usaron los españoles para citar al curaca de Purmamarca.
La dominación española de los nativos en el noroeste argentino, fue facilitada por sus creencias de una instancia superior para las buenas personas que ayudó a los evangelizadores cristianos. También fue providencial para los encomenderos que considerasen natural pagar tributo, ya que venían haciéndolo con los Incas.
Pero la dominación española era despiadada, herido el orgullo indígena, se produjeron sublevaciones, la primera masiva, en 1560, tuvo como caudillo a Juan Calchaquí, cacique de Tolombón.
La situación de los conquistadores intrusos llegó a ser muy comprometida frente a esos enemigos, ahora hostiles, que se desplazaban con astucia y que los atacaban con sus flechas terminadas en agudas puntas de cobre, atrincherados en sus "pucarás" de piedra.
La superioridad en armamento y en estrategia darán el triunfo a los blancos y a sus indios sumisos.
Pero la región se mantendrá en latente estado de rebelión haciendo que en 1588 el gobernador Ramírez de Velasco recorra los valles calchaquíes con un poderoso ejército en una cruenta campaña de"persuasión".
Ello no impedirá que poco después, estallara otra revuelta aún más vigorosa que las anteriores. Su jefe fue Viltipoco.
No se sabe a ciencia cierta si Viltipoco estuvo como cacique de los omaguacas en la destrucción de San Francisco de Álava el 25 de mayo de 1575 pero sí que en 1589 ya era cacique de los omaguacas, así se desprende de esta carta de Alonso Gómez de los Ríos "yo entré el año de ochenta y seis (1586) en esta provincia juntamente con Ramírez de Velazco, gobernador que fue de ella, a servir a su Majestad, como lo he hecho en todas las ocasiones que se han ofrecido del real servicio y en la conquista de los naturales, con mucho lustre de mi persona, sin haber recibido ayuda de la real caja, ni de otras cosas que las ciudades dan; y el año de ochenta y nueve (1589) volví a esta ciudad (Salta) con el gobernador Ramírez de Velazco, el cual teniendo noticia de que en el Valle de Omaguaca había cantidad de indios con el curaca Viltipoco que impedían el paso haciendo daño a los pasajeros con robos y hurtos y muertes, y habían despoblado Jujuy (Álava) con muerte de muchos españoles, pareciendo muy conveniente para la seguridad de esta ciudad enviar como envió al coronel Gonzalo Duarte con doce hombres, y a mí entre ellos y llegamos a Omaguaca donde estuvimos algunos días sin que pudiésemos ver al curaca del valle, y tomamos por medio buscarlo y hallado el curaca Viltipoco, tratamos con él cosas de importancia de que resultó el dar la paz, mediante la cual se pobló Jujuy"
Desde Purmamarca su pueblo, Viltipoco dirigió las operaciones. Los omaguacas, si bien formaban una etnia culturalmente homogénea, respondían a jefes locales. No existía una autoridad superior que unificase jefaturas tales como las de los Tumbayas, los Tilcaras, los Uquías, etc. Pero Viltipoco tuvo aparentemente el poder de reunirlas, para responder a un fin común: la guerra contra el invasor español. No solo logró tratos con los pequeños jefes, sino que también se alió a los diaguitas, a los chichas, a los apatamas y a los churumatos.
Su ejército llegó a contar con diez mil combatientes.
Viltipoco y los suyos llegaron a dominar gran parte del Tucumán, aislándolo del resto del virreynato del Perú.
El padre Gaspar Monroy hizo esfuerzos para incorporarlo a la fe cristiana. Pedro Lozano, en su "Descripción Corográfica" narra un episodio entre el Padre Monroy y Viltipoco: "El cacique le ofrece un vaso de chicha al sacerdote y éste intenta rechazarlo por la (suciedad) que implicaba su fabricación, pero luego al ver que el indígena se ofendería, tomó el brebaje. Fue tal la alegría que sintió Viltipoco que a partir de aquí trocóse en otro hombre y se mostró más benigno".
La cristianización de Viltipoco (con el nombre de Diego) es un hecho que permanece incierto, al menos para los períodos anteriores a su contacto con el grupo de Francisco de Argañarás y Murguía. El Padre Monroy no habría logrado su total sumisión al nuevo orden creado. Todo lo contrario, sus acciones con otros caciques se veían perturbadas por la poderosa influencia de Viltipoco. Debe entenderse que era un cacique hábil y con capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias y por ello, no dispuesto a ceder su territorio y gente a los españoles.
En la probanza de méritos y servicios del fundador de Jujuy don Francisco de Argañarás, declara como testigo, el vecino y conquistador Pedro Díaz de Herrera y al referirse a Viltipoco a quien nombra Diego Viltipoco dice que este curaca preparaba un alzamiento de más de diez mil indios de guerra entre los cuales se contaban: diaguitas, chichas, omaguacas, churumatas, lules y apatamas, para asolar Jujuy, Salta, la villa de Nueva Madrid y La Rioja porque era "carnicero e cruel e que por su horden e yndustria auían acaescido las muertes que subcedieron en el dicho valle e provincia de Jujui y Salta e la Rioja... y hera tanta la fama del dicho capitán Viltipoco que hasta los yndios de chile respetauan y le embiauan presentes".
Sin embargo, se sabe que para 1593 Viltipoco mantenía relaciones con la Audiencia de Charcas, ofreciendo pagar su tributo en maíz.
La tercera fundación de Jujuy "San Salvador de Velasco en el Valle de Jujuy", y la vida de su fundador, el Teniente de Gobernador Francisco de Argañarás y Murguía, están estrechamente ligadas al dominio en la Quebrada de Humahuaca. La instalación estratégica de la ciudad de españoles en la boca de la Quebrada sirvió de base de operaciones militares primero, civiles y religiosas después. Desde allí salió Argañarás con una columna de 25 hombres que en una noche de Abril o Mayo de 1594, cayó sobre Purmamarca y capturó a Viltipoco.
Una vez más, las traiciones de algunos capitanejos influenciables y el poderío de los conquistadores lograron imponerse. El jefe rebelde fue apresado, estuvo algún tiempo en su prisión de Jujuy y fue llevado después a Santiago del Estero para que lo juzgase el gobernador donde falleció en su húmeda cárcel.
En un escrito a la Audiencia de Charcas, Argañaraz afirmo: “Prendí a Biltipoco, principal tirano de los naturales y a todos sus capitanes, con cuya prisión y muerte está llana (la tierra) y los caminos seguros, porque los dichos yndios rresiven el sancto baptismo y doctrina xptiana y obedecen los mandamientos de buestra rreal justicia”.

Según los lugareños de Humahuaca la figura central del Monumento a la Independencia representa a Viltipoco.
La obra del escultor argentino Ernesto Soto Avendaño (1886-1969) de 70 toneladas, representa a las razas nativas




Este algarrobo tiene más de quinientos años de vida, se encuentra en la localidad de Purmamarca, Quebrada de Humahuaca, provincia argentina de Jujuy. Bajo sus ramas, en el siglo XVl, el cacique Viltipoco y otros jefes se conjuraron para resistir al español, conformando un ejército de 10000 guerreros. Una de las estrategias urdidas por el cacique fue simular una conversión al cristianismo para acercarse al enemigo y estudiarlo antes de atacar. Y fue también allí, bajo el árbol, que Viltipoco fue sorprendido mientras dormía, víctima de una traición. Así lo recordaba una placa hoy faltante. A su derecha se encuentra el cerro de los siete colores.

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