El destino de cuatro charrúas en Francia o cuando la mirada "sobre el ajeno" se vuelve mortal.
El 22 de julio de 1834 muere de tuberculosis en el hospital del Hotel-Dieu de Lyon, Micaela Guyunusa. Es una de las últimas representantes de su pueblo : los CHARRUAS. Su historia ilustra el trágico destino de un grupo humano que desaparece de su tierra natal con la colonización española y portuguesa, en el lapso de dos siglos.
Cuando Juan Díaz de Solís explora y toma posesión en nombre de la Corona de España del territorio del Río de la Plata en 1516 encuentra varias tribus de indígenas entre las que se encuentran los CHARRUAS, que si bien no constituían mayoria serían llamados a convertirse, por razones que ecceden los objetivos de este trabajo en los amerindios emblemáticos del Uruguay.Los CHARRUAS eran tribus nómades y poco se sabe de su organización social, varios autores señalan que cada una de las tribus designaba a un Cacique y que existían además, jefes de guerra. Los charrúas se alimentaban exclusivamente de carne de ñandú y vacuna a medio cocer y a las brasas (ésta última después de la introducción de la ganadería por los españoles) y bebían la infusión de la yerba MATE (práctica que es todavía corriente en la región). Vivían en tiendas llamadas Toldos que transportaban con ellos en sus migraciones. Cazadores, recolectores, algunos de ellos criaban manadas de ganado vacuno. Considerados sobretodo como temibles guerreros se convirtieron después de la colonización en hábiles jinetes. Sus armas fueron la lanza, el arco, la honda, el lazo y las boleadoras que les servían para cazar o como es el caso todavía en algunos lugares de la región para capturar a los animales de la manada. Se vestían con piezas de cuero y una especie de capa llamada Quillapi. Se sabe que sentían un gran respeto por los ancianos y que era una práctica corriente el cortarse una falange de los dedos de la mano a la ocasión de la muerte de un pariente.
Los CHARRUAS participaron en numerosas batallas junto a los colonos, en particular en las guerras que concluyeron con la independencia del Uruguay. A menudo se les prometía la libertad y atribución de tierras a cambio de su alianza. En realidad, confinados en el norte del país, el modo de vida de los charrúas no tardó en plantear problemas. Por ejemplo los incidentes señalados por las autoridades de la época en los cuales los charrúas demostraban el no respeto de la propiedad privada se volvieron cada vez más frecuentes. El número de quejas llevó (según fuentes oficiales) al gobierno a tomar medidas en defensa de las familias criollas.
Fue así como en el mes de avril de 1831, el oficial F. Rivera convocó a todas las tribus CHARRUAS, mujeres y niños incluídos, a reunirse para, según les dijo, firmar un tratado que les atribuiría tierras en forma definitiva. F. Rivera reagrupó así a la mayor parte de los indios que habitaban todavía en el territorio uruguayo en una península del norte del país. Una vez reunidas las tribus, dio la orden de ejecutarlas a todas, en lo que constituyó el episodio de la masacre de SALSIPUEDES, nombre que fue dado después al lugar donde tuvo lugar el drama. Una sola tribu, cuyo Cacique desconfiando al observar que Rivera había convocado también a mujeres y niños se había abstenido de concurrir logrando así salvar a los suyos. Fue por poco tiempo ya que la policía y el ejército les dieron caza por todo el territorio uruguayo. La exterminación debía ser total. Los sobrevivientes fueron llevados a Montevideo para servir como esclavos. Entre ellos se encontraba el cuarteto que debría atravesar el océano Atlántico algunos meses más tarde.
En 1833, François De Curel, director del Colegio Oriental de Montevideo obtuvo del gobierno uruguayo la autorización de llevar a Francia, cuatro charrúas que eran prisioneros en la capital uruguaya, con el objeto de presentarlos a la comunidad científica de la época. Es así como el cacique Vaimaca Peru, el médico brujo Senaqué, el domador de caballos Tacuavé y la india Guyunusa embarcaron a bordo del Phaéton el 25 de febrero de 1833 para desembarcar en mayo, cuatro meses más tarde en el puerto de Saint-Malo.
Llevados a París fueron "estudiados" por diversos científicos y mostrados al público, como escribe De Curel : " En la prensa escrita se indicó sin cese el local donde los charrúas habían instalado su toldo, al igual que los días y las horas durante las cuales se admitía el acceso del público para la visita ".
Dumoutier "estudió"a los indios y redactó una obra intitulada : "Consideraciones frenológicas acerca del cráneo de cuatro CHARRUAS" antes de que el primero en morir, el médico brujo Senaqué dejara de existir el 26 de julio de 1833, según la revista de la sociedad "Les amis de l’Archéologie" (Los amigos de la Arqueología ) consumido por una "fievre causada principalmente por la desesperación, el tedio y sobre todo la nostalgia de su tierra".
El Toldo fue instalado entonces en un local cito en el número 27 de la rue Chaussée d’Antin, donde fueron vistos por un periodista del "Courrier de Lyon " (Correo de Lyon) quien escribió a propósito : "Tenían una avestruz (ñandú : ndr) como compañía y para nuestra sorpresa esta soberana de los llanos desérticos se mostraba más sociable que ellos mismos". Fue entonces que De Curel vendió el toldo con sus habitantes a un empresario que los habría revendido a su vez a uno de sus colegas.
A partir de este momento, los indios fueron exhibidos en medio de un grupo de animales exóticos.
El cacique Vaimaca Peru murió el 13 de setiembre de 1833, época en la cual varios visitantes habían manifestado su indignación frente al trato que "el exhibidor" infringía a los CHARRUAS.
Días mas tarde, Guyunusa dió a luz a una niña concebida antes de su viaje ; el parto ha sido descripto por el Dr. Tanchou en la "Gazette des hôpitaux".
La opinión publica fué manifestandose cada vez más crítica frente a la triste exhibición, es así que el etnólogo Paul Rivet nos informa que : "El Sr Seguier en su doble calidad de académico y magistrado fue encargado de obtener de la administración, la reparación de los daños y perjuicios causados a los desgraciados CHARRUAS de los cuales no estaban excluídos los latigazos y esto ante el más mínimo pretexto".
Informado el prefecto de la policía, la administración se comprometió a liberar a los indios y a tomar las medidas que requería su situación excepcional. Lamentablemente, el empresario, que fue sin duda puesto al corriente de este estado de cosas, desapareció con el Toldo y los CHARRUAS.
Se le creyó en Alsacia, donde se dio orden de arresto pero nunca más se le pudo encontrar. En cuanto a sus "pensionistas" no se halla más su rastro hasta el 22 de julio de 1834, fecha en que Guyunusa fue llevada al hospital del Hôtel-Dieu de Lyon donde falleció a pocas horas de su ingreso, según lo atestigua el acta de defunción que puede consultarse en los archivos de los Hospices Civils de Lyon.
El último CHARRUA perteneciente a este grupo, Tacuavé, al igual que la hija de Guyunusa desaparecieron sin dejar rastros.
Hoy, Uruguay es el país de América del Sur que menos herencia cultural amerindia tiene, consecuencia de un proceso que puede calificarse legítimamente de etnocidio.
El triste destino de los últimos CHARRUAS nos conduce a interrogarnos sobre las consecuencias de esa mirada "sobre el ajeno" ( ese exotismo que se inscribe en el marco de las discriminaciones aunque a veces dichas "positivas")que es aún hoy lamentablemente demasiado frecuente a pesar de todos nuestros siglos de "civilizacion ".
Con fecha 14-9-2000 se aprobó la Ley Nº 17256 por la que se declara de in terés general la ubicación y posterior repatriación de los restos de los charrúas llevados a Francia en 1833. El trámite lo ralizará el Ministerio de RREE y luego se inhumarán en el Panteón Nacional.
1 comentario:
tuve la oportunidad de enseñar un año en el jardín de infantes Micaela Guyunusa. Dentro del curriculum está el aprendizaje de las pocas palabras que pudieron rescatarse de la lengua charrúa y es maravillosa la forma en que los niños disfrutan aprendiendo. Lamentablemente, en el resto de los jardines no está establecida su enseñanza, y quienes ejercemos el magisterio tenemos que aprender por nuestra propia cuenta si es que queremos enseñar a los niños.
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