DESCUBREN GIGANTESCO VALLE AL OESTE DE LA ANTÁRTIDA QUE PODRÍA ESTAR CAUSANDO PÉRDIDA DE HIELO.
Se trata de una fosa de un kilómetro y medio de profundidad. El valle está conectado con el océano y creen que ello podría estar contribuyendo a la pérdida de hielo en la región.
Los investigadores aseguran que la fosa tectónica -ubicada debajo de la corriente de hielo Ferrigno- tiene más de 1,5 km de profundidad (casi tan grande como el Gran Cañón del Colorado).
En el trabajo publicado en la revista Nature, los científicos de la Universidad de Aberdeen y de la Investigación Antártica Británica dijeron que el valle está conectado con el océano y que ello podría estar contribuyendo a la pérdida de hielo en la región.
La corriente de hielo Ferrigno se encuentra cerca de la isla Pine, donde científicos de la NASA encontraron una grieta gigante en el hielo el año pasado, a la que denominaron Pig.
Sin embargo, el enorme valle descubierto ahora se cree que no está influyendo en esa grieta.
El glaciólogo Robert Bingham, de la universidad de Aberdeen visitó la zona hace dos años como parte de una misión de la Investigación Antártica Británica.
Su objetivo era realizar observaciones sobre el terreno que pudieran servir para relacionar datos de satélite sobre la enorme pérdida de hielo en la zona.
El equipo transportó un radar capaz de penetrar el hielo a través de una distancia de 2.500 kilómetros.
“Lo que encontramos bajo el hielo fue un valle enorme, algunas partes del cual son casi 1.500 metros más profundas que el terreno que las rodea.
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EN PELIGRO BIODIVERSIDAD DE ÁREAS TROPICALES PROTEGIDAS.
La biodiversidad de la mitad de las áreas tropicales protegidas está “seriamente amenazada”, una situación que afecta a partes del Amazonas y varios bosques de Centroamérica, según un estudio publicado por la revista científica “Nature”.
La biodiversidad de la mitad de las áreas tropicales protegidas está “seriamente amenazada”, una situación que afecta a partes del Amazonas y varios bosques de Centroamérica, según un estudio publicado hoy por la revista científica “Nature”.
“La situación de la biodiversidad en las áreas tropicales protegidas es extremadamente variable. Alrededor de la mitad de las reservas están bien pero la otra mitad está sufriendo”, según explicó William Laurance, biólogo de la Universidad James Cook (Cairns, norte de Australia) y autor principal del estudio.
Las áreas más amenazadas son aquellas en las que el nivel de protección ha disminuido en las últimas décadas o que se ven perjudicadas por actividades económicas que se llevan a cabo en las zonas aledañas, como la explotación forestal, la invasión del terreno, los fuegos para crear nuevas zonas de pastoreo y la minería ilegal.
La situación ha empeorado especialmente rápido en las reservas africanas, pero también es preocupante en las selvas latinoamericanas, puntualizó Laurance, tras entrevistar a 262 biólogos con más de veinte años de experiencia sobre el terreno, en 60 reservas de 36 países.
En Latinoamérica “la situación es muy variable, ya que hay un gran número de claros (donde no hay vegetación) en los bosques atlánticos de Brasil, Centroamérica y partes del Amazonas. Sin embargo, las áreas más remotas de esta selva todavía se conservan bastante bien”, explicó el experto.
La situación sería irreversible para el Amazonas si entre el 30 y el 40 % de su superficie se convierte en claros, ya que esta vegetación genera una buena parte de la lluvia que recibe la selva, añadió Laurance.
Entre la fauna más amenazada figuran los principales depredadores, como los jaguares y los tigres, así como los animales de gran tamaño, como elefantes del bosque africano, rinocerontes y tapires.
También disminuyen en un número abundante los ejemplares de una gran variedad de peces de agua dulce y anfibios, además de los murciélagos, los lagartos, las serpientes no venenosas y los árboles maduros, aquellos que tienen al menos 60 años de vida.
Los primates, las aves del sotobosque, las serpientes venenosas, las grandes aves que se alimentan de frutos y las especies migratorias también se encuentran amenazados, pero son menos vulnerables.
Por el contrario, los expertos se sorprendieron ante el aumento considerable de lianas, especies invasoras y árboles pioneros, de crecimiento muy rápido e intolerancia absoluta a la sombra de otros árboles, que aparecen en los claros de los bosques.
Para frenar esta pérdida de biodiversidad, Laurance aconsejó la creación de zonas de amortiguamiento entre las áreas protegidas y sus aledaños, así como trabajar con las comunidades locales para promover usos “más benignos” del suelo que la quema de los bosques para el pastoreo o la agricultura.
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OPERACIÓN DE LA INTERPOL CONTRA EL TRÁFICO DE ANIMALES DEJA CERCA DE 4.000 DETENIDOS.
La operación coordinada por la Interpol contra el tráfico ilegal y la explotación de pájaros entre los meses de abril y junio pasados se ha cerrado con cerca de 4.000 personas detenidas y la incautación de unas 8.700 aves y otros animales, incluyendo reptiles, mamíferos e insectos.
La Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) informó en un comunicado que la bautizada como “Operation Cage” (Operación Jaula) tuvo lugar en 32 países y resultó también en el decomiso de material para la captura de esos animales, armas y munición.
Esa campaña se inició en respuesta al aumento del tráfico ilegal transfronterizo de pájaros y otro tipo de fauna, y ante la creciente implicación también de redes de crimen organizado en sus rutas de América Latina a Europa.
Aunque la iniciativa estaba centrada en el tráfico ilegal de pájaros, el organismo indicó que se capturaron también colmillos de marfil, tortugas, peces y otros animales sobre los que “en la medida de lo posible” se intentó que fueran rehabilitados.
El despliegue se efectuó en puertos, aeropuertos, oficinas de correos, mercados, tiendas de mascotas y taxidermistas de América Central y del Sur y Europa, y movilizó a policías, agentes de aduanas y unidades especializadas.
Los resultados, según la Interpol, están siendo analizados para que puedan servir de cara a futuras intervenciones, pero demuestran ya que “los criminales implicados” en ese negocio no se preocupan por el bienestar de esos animales, sino por el beneficio económico derivado de esas transacciones.
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