El Awka

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jueves, 29 de agosto de 2013

TOMEMOS CON-CIENCIA LAS COSAS... OSEA UTILICEMOS LA CABEZA, EL CEREBRO ETC ETC

DESAPARICIÓN DE LOS GLACIARES EN ECUADOR PARECE INEVITABLE.

En 70 años, ya no existirán los glaciares ecuatorianos en la parte superior de los volcanes más altos de 5.000 metros.
Ecuador ha perdido el 30 por ciento de sus cumbres nevadas en las últimas tres décadas, y si el calentamiento global continúa a este ritmo, en 70 años van a desaparecer por completo.
Esto es lo que señala el Proyecto de Adaptación al Impacto del Retroceso de glaciares en los Andes tropicales, o PRAA, de la Comunidad Andina.
“El cambio climático está causando gran impacto a los glaciares a nivel mundial”, afirmó el PRAA. “Las variaciones de temperatura en los Andes reducirán la cobertura de hielo y alteraran los glaciares, el tiempo afecta negativamente a los ecosistemas fríos y frágiles, como los páramos andinos, y su capacidad para almacenar agua.”
Los páramos son ecosistemas frágiles, se encuentran por encima de la vegetación arbórea continua, pero por debajo de la línea de nieve permanente.
De acuerdo a la información del Mecanismo de Información de Páramos, en los Andes, los ecosistemas de páramo se encuentran en el rango de montaña desde Mérida en Venezuela, a través de las cadenas montañosas de Colombia y Ecuador, hasta la depresión de Huancabamba en el Perú.
Según Jorge Núñez, especialista ecuatoriano del PRAA, los efectos sobre el ecosistema – que actúa como una esponja que absorbe el agua de lluvia y el hielo derretido – será irreversible sobre la biodiversidad y la disponibilidad de agua, sobre todo de almacenamiento y regulación.
Uno de estos glaciares en rápido derretimiento en Ecuador es el Antisana, con altitud de 5.753 metros (18.874 pies), que en los últimos 50 años ha perdido más de un tercio de su superficie inicial. Además, este glaciar es una de las fuentes de agua más importantes de Quito, capital de Ecuador.
María Victoria Chiriboga, Directora del Programa de Adaptación al Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, explica que sólo el 8 por ciento del agua que desciende desde el Antisana proviene de los glaciares, y el resto proviene de la zona de páramo.
Chiriboga cree que no hay manera de prevenir la recesión de los glaciares, pero es posible trabajar para mitigar los efectos negativos.
Con apoyo internacional, el PRAA ha establecido estaciones meteorológicas en algunos de los nevados ecuatorianos, incluyendo el Antisana, el cual cuenta con tres instalaciones automáticas a diferentes alturas que miden el viento, la radiación solar, altura de la nieve, las precipitaciones, la temperatura y el suelo saturación de agua, lo que indica la capacidad de almacenamiento del páramo.

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EL DESHIELO EN EL ÁRTICO CAMBIARÁ EL COMPORTAMIENTO DE FLORA Y FAUNA TERRESTRE Y MARINA.

Se espera que la pérdida de hielo marino pueda llevar al aislamiento y el aumento de la consanguinidad entre los zorros árticos, que actualmente utilizan el hielo para viajar entre poblaciones.
El deshielo en el Ártico se ha acelerado en las dos últimas décadas, alcanzando el nivel mínimo de hielo en agosto de 2012.
Cambios en el ciclo de vida de plantas y animales, extensión de nuevas enfermedades y apertura de rutas explorables en el Ártico, son algunas de las consecuencias del acelerado deshielo.
Durante las dos últimas décadas, el Ártico se ha calentado el doble de rápido que el resto del planeta, hasta el punto de que el año pasado la extensión de hielo marcó su mínimo histórico desde que se toman registros.
El calentamiento del Ártico está influyendo en la flora y la fauna marina, y si el ritmo del deshielo continúa tan acelerado, sus consecuencias afectarán también a los animales terrestres. El caribú, el zorro ártico o la morsa tendrán que hacer frente a un ecosistema hostil en los próximos años, al que deberán adaptarse para poder sobrevivir.
Un estudio publicado esta semana en la revista ‘Science’ advierte de estas posibles consecuencias, y alerta además de la aparición de patógenos que han permanecido aislados hasta el momento, pudiendo extenderse a otras comunidades conforme aumente la movilidad de las especies por el deshielo.
El objetivo de esta investigación, liderada por Eric Post, profesor de la Penn State University, es estudiar el efecto dominó que la pérdida de hielo ocasionará tanto en los animales marinos como en aquellas especies terrestres que viven junto al hielo y que forman parte de este rico ecosistema. Para ello han examinado las relaciones entre algas, plancton, ballenas y animales terrestres como el caribú o el zorro ártico o polar.
Según señala Post, los efectos del deshielo y del calentamiento en los microorganismos que viven bajo el hielo han recibido mucha atención por parte de los científicos, pero los animales que viven cerca del hielo probablemente también se están viendo afectados.

El albedo, culpable del deshielo acelerado

El profesor afirma que tras el récord de deshielo alcanzado en agosto de 2012, se espera que la capa de hielo siga derritiéndose a un ritmo acelerado. Esta previsible aceleración en el deshielo se deberá, en parte, a la pérdida de albedo, es decir, el porcentaje de radiación que la superficie cubierta de hielo refleja respecto a la luz solar que le llega. Cuando el albedo disminuye porque la superficie helada es más pequeña, aumenta el calentamiento.
El deshielo afecta al contenido de las algas que crecen en las capas heladas, haciéndolas menos nutritivas para los depredadores marinos. Además, al tener menos hielo, algunos vertebrados disponen de menor superficie para cazar, reproducirse y descansar. En definitiva, se reduce el terreno en el que habitan, y acaba por afectar a las plantas que crecen en la tierra.

El deshielo altera el ciclo habitual de las especies

Los investigadores temen que otro efecto indirecto sea un cambio en la forma en la que se mezclan las poblaciones. Al tener un periodo más largo sin hielo, los lobos o zorros árticos que actualmente están aislados sólo durante el verano, podrían estarlo durante más tiempo, generando un declive en los cruces de poblaciones.
No obstante, en otras especies el efecto podría ser justo el contrario: “Sabemos que para algunas especies el hielo es una barrera. Así que una estación sin hielo más larga probablemente fomentará que la población se mezcle, reduciendo la diferenciación genética”, señala Post.
Por ejemplo, los osos polares cada vez pasan más tiempo en compañía de los osos grises, con los que antes tenían menos contacto, lo que ha ocasionado que se apareen, dando lugar a una especie híbrida.

Nuevas enfermedades por el deshielo

Por otro lado, el contagio de patógenos que hasta ahora estaban aislados es otro de los riesgos al aumentar el contacto entre las especies del Ártico oriental y occidental.
Podría ser el caso del virus del moquillo de los fócidos, que afecta sólo a las focas del Ártico oriental. Si estas focas comienzan a mezclarse con las del Ártico occidental el virus probablemente se extenderá a otras poblaciones.

El deshielo acerca el Ártico al hombre

El derretimiento del hielo abre una nueva posibilidad para la acción del hombre sobre esta zona, antes de difícil acceso por su capacidad hostil. Vías que anteriormente permanecían heladas e inaccesibles se convertirán en navegables, ocasionando un mayor impacto por la actividad del ser humano en esta zona.
Según los expertos, el incremento del tráfico marítimo es una amenaza para estos ecosistemas por los planes del hombre para realizar prospecciones en busca de gas, petróleo y minerales en la zona. Entre las especies más vulnerables a la explotación estarían la ballena boreal y la morsa del Pacífico. En el ártico canadiense, el aumento del tráfico de barcos y el comienzo tardío de la temporada helada podría alterar la migración anual de los caribúes.
No obstante, los científicos recuerdan que la pérdida de hielo también podría evitar los brotes esporádicos de rabia en Svalbard, atribuidos a la llegada de los zorros polares desde la Rusia continental. La reducción de la capa de hielo minimizaría o eliminaría estos movimientos.

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ADVIERTEN DE RIEGOS PARA JAMAICA POR CAMBIO CLIMÁTICO.

El ministro de Ambiente de Jamaica, Robert Pickersgill, advirtió de las consecuencias negativas que tiene el cambio climático para esta isla caribeña, reportó la agencia oficial de noticias JIS.
Pickersgill hizo estas declaraciones durante la presentación de un video llamado “El cambio climático y su impacto en los agricultores de Jamaica” en el Instituto de Planificación de Jamaica. Así explicó cómo impacta el cambio climático en la salud, los recursos naturales, la infraestructura, así como el acceso al agua y la seguridad alimentaria.
Ante esta situación, llamó a realizar una campaña entre la población para sensibilizarla pues, dijo, es un asunto de todos los jamaicanos.
El impacto por el cambio climático obstaculizará los esfuerzos del gobierno para amortizar la deuda, mientras que aumentará el costo económico, pronosticó.
El pasado mes se reunieron en Santa Lucía expertos caribeños para discutir cómo enfrentar la situación.
La historia nos enseña que un sólo huracán puede destruir años de crecimiento económico, de un día para otro y dejar marcas duraderas, no sólo en el paisaje físico, sino también en la psiquis nacional, subrayó en la cita el ministro de Ciencia, Energía y Tecnología de Santa Lucía, James Fletcher.
Ante la renuencia de muchas naciones del llamado primer mundo a enfrentar el problema, nosotros estamos bajo presión por la subida de los niveles de los mares, las temperaturas elevadas, los cambios en las precipitaciones y los huracanes más intensos, expresó.

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BIOCARBÓN PUEDE HACER RETROCEDER EL RELOJ CLIMÁTICO.

Mientras políticos en todo el mundo se preguntan cómo reducir las futuras emisiones contaminantes, algunos científicos y ambientalistas se centran en definir maneras seguras y eficientes de disminuir el dióxido de carbono que ya está en la atmósfera. El biocarbón o “biochar” es una de ellas.
Se trata de una antigua práctica de fertilización que implica fabricar carbón a partir de los cultivos del año anterior, y mezclarlo en el suelo con el fin de nutrir la tierra para el año siguiente. El biochar impide que llegue a la atmósfera el dióxido de carbono que emiten las plantas cuando mueren y se descomponen naturalmente.
Una estación científica de Estados Unidos anunció que las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono habían sobrepasado las 400 partes por millón (ppm). Los científicos climáticos advierten desde hace años que niveles superiores a 350 ppm pueden generar un “punto de inflexión” que acelere el derretimiento de los hielos polares, elevando las temperaturas mundiales y los eventos meteorológicos extremos.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas que concluyó que en la década previa a 2010 se produjo una cantidad sin precedentes de “eventos meteorológicos extremos”. Aunque repentinamente se frenaran todas las nuevas emisiones, dijo, los científicos sugieren que las temperaturas mundiales continuarán en aumento durante por lo menos otras tres décadas.
Sin embargo, según una cantidad cada vez mayor de investigadores del suelo, científicos climáticos y otros, el biocarbón puede ofrecer una oportunidad de reducir esos niveles mundiales preexistentes de dióxido de carbono.
A través de la fotosíntesis, todas las plantas absorben naturalmente el dióxido de carbono del aire como parte integral de su propio ciclo vital. En circunstancias normales, ese carbono se vuelve a liberar en la atmósfera cuando la planta muere y se descompone, pero la idea que hay detrás del biocarbón es consolidar ese carbono de una forma sólida que pueda colocarse bajo la tierra y, así, fuera de la atmósfera, por lo menos por cierto tiempo.
La parte central del proceso implica quemar la planta –tal vez cultivos que han muerto, tal vez árboles que hicieron lo propio por culpa de una infestación, o tal vez algo plantado específicamente con este fin- en un fuego bajo en oxígeno, y convertirla en carbón. El biocarbón resultante puede usarse luego como un fertilizante de alta potencia, ofreciendo beneficios tanto para los agricultores como para la lucha contra el cambio climático.
Según estimaciones realizadas por Johannes Lehmann, un investigador en ciencias agrícolas de la Universidad de Cornell, el mundo podrá compensar plenamente sus emisiones anuales de gases de efecto invernadero si el biochar se agrega a alrededor de 10 por ciento de los predios agrícolas existentes.
En cualquier caso, esa es la idea. Por ahora, incluso para quienes consideran este método relativamente sólido, el potencial de aumentar a una escala significativa el uso de biocarbón en el mundo todavía está lejos de cumplirse.

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CLIMA Y SALUD PLANTEAN GRANDES RIESGOS PARA LOS NATIVOS DEL ÁRTICO.

Poblaciones nativas de las regiones árticas, donde el clima es extremadamente frio, enfrentan crecientes riesgos de salud, especialmente consecuencia del rápido calentamiento climático y los diferentes esfuerzos para extraer recursos naturales de sus tierras.
Esa es la conclusión de una revisión de estudios, elaborado principalmente a partir de estudios epidemiológicos de las poblaciones indígenas, que cubre cinco regiones árticas de los Estados Unidos, el norte de Canadá, Groenlandia, Escandinavia (Noruega, Suecia y Finlandia) y el norte de Rusia.
De aproximadamente 10 millones de indígenas que viven en las regiones árticas y subárticas, los Sami de Escandinavia son las más saludables, pero sus vecinos indígenas de todo el norte de Rusia indican que sus “indicadores de salud están en extrema pobreza y las disparidades marcadas en comparación con Rusia en su conjunto”.
La carga de los riesgos de enfermedad en estas áreas, se diferencia de cualquier otro lugar del planeta, sobre todo teniendo en niveles moderadamente altos de enfermedades infecciosas y parasitarias, los problemas de salud mental y los problemas de abuso de sustancias, junto con la creciente prevalencia de enfermedades crónicas.
Las poblaciones indígenas incluidas en la revisión fueron: los inuit y aleutianos de Alaska, Inuit y Dene en el norte de Canadá, los inuit en Groenlandia, los sami en los países escandinavos, y el Evenki, Khanti, Mansi y Yakut en el norte de Rusia. Muchos de ellos, son particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático global y los riesgos sólo se acelerarán con un desarrollo económico rápido e intenso, en gran parte centrada en la extracción de recursos, como el petróleo y los minerales.

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