JAGUARES CONTRA TORTUGAS MARINAS: CHOQUE MORTAL EN COSTA RICA.
Un encuentro entre un jaguar y una tortuga marina puede parecer poco probable, pero el choque entre ambas especies está causando un número creciente de muertes en Costa Rica.
Un nuevo estudio advierte sobre un incremento notable en el número de ataques perpetrados por jaguares contra tortugas verdes en el Parque Nacional Tortuguero, en el noreste del país. El parque, que alberga una gran diversidad de hábitats como bosques tropicales, pantanos y lagunas, cuenta con cerca de 20.000 hectáreas terrestres y más de 50.000 hectáreas marinas.
Los jaguares (Panthera onca) hambrientos atacan tortugas verdes (Chelonia mydas) en un momento de gran vulnerabilidad, cuando éstas llegan a la playa a depositar sus huevos. Las matan con una mordida en el cuello y luego arrastran al animal hacia la selva para comer la carne en el cuello y las aletas.
“En los últimos años hemos visto en Tortuguero cerca de 200 casos anuales de depredación de tortugas por jaguares”, dijo a BBC Mundo el autor principal del estudio, Diogo Verissimo, integrante del Instituto Durrell de Conservación y Ecología de la Universidad de Kent, en Inglaterra, e investigador de la ONG Global Vision International.
“Ya se habían documentado casos de interacción entre ambas especies cuando comenzó el estudio de tortugas allí en la década del 50, pero los ataques han venido aumentando en forma contínua”.
El investigador señaló que ataques similares se conocen en muy pocos sitios del planeta. Además del Parque Nacional Tortuguero, se han registrado en el Pacífico costarricense y en algunas playas de Surinam, Guyana y Guayana Francesa.
Para Veríssimo, “el rápido aumento de la depredación observada en Tortuguero podría ser indicativo de un desequilibrio en el ecosistema”.
Posibles causas
Verissimo y sus colegas documentaron un total de 676 tortugas marinas muertas por ataques de jaguares. El 99% de las víctimas eran tortugas verdes, pero también se registraron ataques contra tres tortugas carey (Eretmochelys imbricata) y una tortuga laúd (Dermochelys coriacea).
Los científicos no saben con certeza cuál es la causa en el aumento de los ataques.
“En este momento no podemos responder a ese interrogante. Hay varias posibilidades. Una posible explicación es que debido a la degradación del hábitat, los jaguares han sido forzados a desplazarse hacia la costa”, dijo Veríssimo en declaraciones a los medios.
“Otra posible causa es la reducción en el número de presas como pecaríes y ciervos debido a la caza ilegal. Necesitamos más información sobre la población de jaguares en Tortuguero para encontrar la respuesta”.
Las tortugas verdes están categorizadas como “amenazadas” en la lista de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, IUCN por sus siglas en inglés.
Entre los principales riesgos que enfrentan las tortugas se encuentran la pesca accidental, las obras de desarrollo costero y fundamentalmente la recolección illegal de sus huevos.
Los jaguares están clasificados como especie “casi amenazada” debido a la desforestación, la caída en el número de presas y la caza humana.
“No sabemos por el momento si los niveles de depredación actuales representan un problema a nivel de conservación”, dijo Veríssimo a BBC Mundo.
“Las tortugas marinas del Parque Nacional Tortuguero se encuentran entre las de mayor tamaño del mundo y enfrentan muchas otras presiones. Debemos monitorear los niveles de ataques para determinar a qué nivel se estabilizan y si se requiere algún tipo de intervención”.
Especies carismáticas
El proyecto de investigación sobre interacciones entre jaguares y tortugas fue impulsado inicialmente por el Ministerio de Medio Ambiente de Costa Rica, que contó con la cooperación de la ONG Global Vision International para el monitoreo en el terreno.
“Personalmente a mí me interesó la singularidad de este contacto y el hecho de que el estudiar estas interacciones entre dos grupos de especies carismáticas nos permite argumentar a favor de una conservación centrada en el hábitat y no sólo en especies”, dijo Veríssimo.
El próximo paso para el científico será investigar la poblaciones de jaguares en Tortuguero.
“No sabemos cuántos individuos hay, cuánto tiempo pasan en la región o qué comen. Esta información nos permitirá entender mejor las razones detrás del aumento en los ataques”.
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LOS BOSQUES DE AMÉRICA DEL NORTE AFECTADOS INDIRECTAMENTE POR EL CAMBIO CLIMÁTICO.
El cambio climático es un factor del creciente número de perturbaciones relacionadas con el clima en América del Norte, como los incendios forestales y las plagas de insectos, perturbaciones que indican que se intensificarán con los suelos más secos y temporadas de cultivo más prolongadas que se vislumbran en el futuro.
Aunque en algunas zonas el crecimiento de la vegetación puede responder en forma positiva a las recientes tendencias climáticas, es probable que una creciente incidencia de alteraciones limite el almacenamiento de carbono, permita la proliferación de especies invasoras y perturbe los servicios ambientales que los ecosistemas brindan. A medida que los veranos se tornen más calientes, se prevé que la ventana de alto riesgo de incendios se hará más extensa.
En México, la mitad de la cubierta vegetal nacional podriá sufrir alteraciones, in- cluida la desaparición de ciertas zonas y cambios en otras; se proyecta que el cambio climático y los patrones de aprovechamiento del suelo provocarán el reemplazo de los bosques tropicales del centro y sur del país con sabanas, y que la vegetación semiárida de la mayor parte del centro y el norte de México será sustituida por vegetación árida.
El área consumida por incendios en Estados Unidos y Canadá se ha incrementado drásticamente durante los pasados tres decenios. La intensidad de los incendios forestales está muy relacionada con la disponibilidad de biomasa seca, muerta, de la que éstos se alimentan. Un clima caliente produce veranos más largos que secan el material combustible, promoviendo así la ignición más rápida y la propagación más veloz de los incendios forestales.
Los insectos y las enfermedades son parte natural de los ecosistemas. En los bosques, epidemias periódicas de insectos matan árboles a lo largo de extensas regiones. Las epidemias recientes se han relacionado con las fases de mayor vulnerabilidad al clima en los ciclos de vida de los insectos.
Muchos insectos del norte tienen un ciclo de vida de dos años, y las temperaturas más cálidas del invierno dan lugar a que una fracción mayor de las larvas sobreviva.
En Alaska, los gusanos de las yemas de la picea completaron su ciclo de vida en un año, en lugar de los dos habituales. El escarabajo de pino de montaña ha incrementado su área de distribución en Columbia Británica hacia zonas antes muy frías.
La susceptibilidad de los árboles a los insectos se ha incrementado en casos en que periodos multianuales de sequía han degradado su capacidad para generar sustancias químicas defensivas.
Un alarmante ejemplo fue de la afectación de bosques de álamo en Alberta causada por las nevadas ligeras y las sequías, las mismas que desencadenaron la defoliación por orugas, seguida por plagas de insectos barrenadores de la madera y hongos patógenos. La presencia de zonas extensas de árboles secos en pie, muertos, exacerba el riesgo de grandes incendios forestales.
En América del Norte las actividades relacionadas con la energía constituyen la mayor fuente de gases de invernadero. Algunas de estas emisiones se compensan por factores como los bosques y los sumideros de carbono de la agricultura.
Sin embargo conforme avanza el cambio climático, se prevé que América del Norte enfrente desafíos adicionales, algunos de los cuales se describen en Informes de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.
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CALENTAMIENTO GLOBAL CONVIERTE TUNDRA DEL ÁRTICO EN BOSQUE.
Plantas y matorrales han colonizado partes de la tundra ártica en las últimas décadas, creciendo en pequeños árboles, según un estudio científico.
El mismo agrega que el cambio podría llevar a un aumento en las presiones de calentamiento global si se replica a mayor escala.
Científicos finlandeses y de la Universidad de Oxford investigaron un área de 100.000 kilómetros cuadrados, apenas el tamaño de Islandia, en el noroeste de la tundra eurasiática, entre el oeste de Siberia y Finlandia.
Utilizando datos de imágenes satelitales, trabajo de campo y observaciones de criadores locales de renos, encontraron que en el 8-15 por ciento de los sauces y plantas de alisos crecieron a más de 2 metros en los últimos 30-40 años. Un reporte de la investigación fue publicada el domingo en la revista Nature Climate Change.
“Es una gran sorpresa que estas plantas estén reaccionando de esta forma”, dijo Marc Macias-Fauria de Oxford y principal autor del reporte. Científicos pensaban que la colonización del Ártico en calentamiento tomaría siglos, dijo. “Pero lo que hemos encontrado es que los arbustos que ya están allí se están transformando en árboles en apenas unas décadas”, agregó.
Estudios previos sugerían que el avance del bosque dentro de la tundra ártica podría aumentar el calentamiento ártico en unos 1-2 grados centígrados adicionales para fines del siglo XXI.
El calentamiento del Artico se está produciendo a un ritmo dos veces mayor al visto en el resto del planeta. Con el retroceso del hielo y la nieve reflectora, queda expuesto terreno o aguas de un color más oscuro que absorben más rápido el calor del sol. Lo mismo ocurre cuando los árboles son lo suficientemente altos como para crecer por sobre la nieve, presentando una superficie negra que absorbe luz.
Más calentamiento en el Artico podría alentar el desarrollo de empresas petroleras y gasíferas, además de atraer renos que se alimenten de los arbustos de sauce. Sin embargo, un planeta en calentamiento también está ligado a aumentos en las sequías severas en todo el mundo, poniendo a las personas, cultivos y ganado en un riesgo mayor.
La temperatura promedio global del año pasado fue la novena más alta en los registros meteorológicos modernos, siguiendo una tendencia ligada a los gases de efecto invernadero que vieron nueve de los 10 años más cálidos desde el año 2000, dijeron científicos de la NASA durante enero.
Macias-Fauria dijo que la zona investigada en el estudio es una pequeña parte de la vasta tundra ártica, y es un área que ya es más cálida que el resto del Ártico, probablemente debido a la influencia de un aire más cálido de la corriente del Golfo.
“Sin embargo, este área parece ser una alarma para el resto de la región, puede mostrarnos lo que podría pasar al resto del ártico en el futuro cercano si esta tendencia de calentamiento sigue”, manifestó.
1 comentario:
------------------- No deja de ser interesante el articulo de referencia, las cosas van cambiando de manera acelerada, tal vez la novedad está en su aceleración y casi seguro provocada por nosotros mismos.
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