TALA DE BOSQUES EN LA REGIÓN CARIBE
ES EL PAN DE CADA DÍA
La conversión de los bosques en potreros para actividades pecuarias, la ampliación de zonas agrícolas, la minería y la explotación de madera asoman como los azotes de los bosques naturales en la Región Caribe, en donde al decir de expertos, la falta de conciencia y educación ambiental fortalece tales acciones ilegales.
Esto, unido a la advertencia del Minambiente e Ideam, publicada ayer EL HERALDO, de que la tala de árboles arrasó con el 10% de los bosques del país, y que la tasa de pérdida de bosque natural en las últimas cinco temporadas es de 238 mil hectáreas por año, preocupan.
En la Sierra Nevada de Santa Marta y en la Serranía del Perijá; en Los Montes de María y la reserva forestal Coraza; en La Mojana y en el sur de Bolívar, la deforestación es ‘pan de cada día’. Quizás Sucre es el departamento en donde con mayor preocupación se observa esta situación en donde 10 mil hectáreas de mangle están en peligro.
César Merlano, director de la oficina de flora y fauna de la Corporación Autónoma Regional de Sucre, Carsucre, dijo que la influencia antrópica en Los Montes de María, pone en riesgo a todo el ecosistema.
Explicó que Coraza, que es una zona protegida y cuya extensión es de 6.730 hectáreas, en los últimos cinco años el ataque del hombre contra su flora es notorio, y se ha acelerado con el regreso de muchos campesinos que huyeron de la guerra, de ganaderos que quieren convertirla en potreros y otros que se dedican a explotar la industria maderera.
Alberto Ruiz, habitante de Colosó y quien desde hace varios años viene impulsando un movimiento para defender esa reserva forestal, dijo que “si el gobierno no interviene con acciones contundentes, vamos a ver morir nuestros arroyos que nacen en ese nudo montañoso y alimenta a los acueductos de Chalán y Colosó”.
Hace tres años, el alcalde de Colosó, Carlos Verbel Ruiz y un grupo de ciudadanos, se opusieron a que una empresa cementera adquiriera los cerros de Coraza. Sin embargo, la explotación de madera y los factores ya citados, tienen a Coraza a punto de desaparecer del medio ambiente en el corazón de Los Montes de María.
Hace tres años, el alcalde de Colosó, Carlos Verbel Ruiz y un grupo de ciudadanos, se opusieron a que una empresa cementera adquiriera los cerros de Coraza. Sin embargo, la explotación de madera y los factores ya citados, tienen a Coraza a punto de desaparecer del medio ambiente en el corazón de Los Montes de María.
Esa misma situación se repite en el área de manglares continentales del Golfo de Morrosquillo que sirven de hábitat para numerosas especies y proporcionan una protección contra catástrofes naturales en zonas costeras.
El ecosistema está en peligro por las constantes talas de sus árboles que utilizan en la construcción, por eso un grupo de pescadores de la Boca de la ciénaga entre Tolú y Coveñas se dieron a la tarea de actuar como guardianes de la ciénaga La Caimanera.
El profesor Jesús Oliveros, investigador de la Universidad de Cartagena y quien ha viajado por todo el departamento de Bolívar estudiando todos los daños ambientales ocasionados por la mano del hombre, explicó que existen una serie de factores que están acabando con los bosques esta región del país.
La explotación minera, la colonización y el afán de los ganaderos de convertir zonas de bosques en áreas para la actividad ganadera, están acabando con el medio ambiente en Bolívar, en especial en el sur de Bolívar, el norte y Los Montes de María.
La explotación minera, la colonización y el afán de los ganaderos de convertir zonas de bosques en áreas para la actividad ganadera, están acabando con el medio ambiente en Bolívar, en especial en el sur de Bolívar, el norte y Los Montes de María.
“He visto como talan bosques porque sí, o simplemente para sembrar maíz. A esto tenemos que sumarle la complicidad de las Corporaciones Autónomas Regionales de otorgar permisos de tala sin el más mínimo rigor”, comentó Oliveros.
Explicó que en el área de La Mojana sucreña la tala es incontrolable, lo mismo que en la Serranía de Coroza y la cuenca del río Karibana.
“Entre Cartagena y Barranquilla hay un afán de urbanizar de lado y lado de la Vía al Mar y no están dejando zonas necesaria para mantener un equilibrio ambiental. Debemos empezar a contemplar la posibilidad de cobrarle un impuesto a todo el carbón que sale de Colombia, para con ese dinero implementar acciones que contrarresten los efectos del cambio climático. Estos impuestos podrían ser iguales o mayores a los generados por las regalías”, comentó Oliveros.
Para el biólogo y ambientalista Fabio Lozano Zambrano, coordinador del Programa de Compensación Forestal de la Fundación Pro Sierra, son plausibles las tareas que promueve el Gobierno Nacional para frenar la tala de bosques pero considera que aún son insuficientes. Indicó que una de las causas principales de la deforestación es el comercio ilegal de madera y señaló que “desafortunadamente esta situación ha hecho que en todas las regiones más lejanas de la presencia del Estado, los bosques naturales se siguen extrañando”.
“La madera fina se sigue sacando para el mercado y no hay conciencia para reponerla, generando una gran afectación de ecosistemas naturales en el país”, precisó.
Agregó que “hay que trabajar en la educación, porque si la gente sigue prefiriendo esas maderas y sigue buscando quien las provea, entonces esa extracción seguirá incentivándose. Indicó que en el municipio de La Jagua de Ibirico, Cesar, donde hay explotación minera, el Ministerio del Ambiente exige que se haga la recuperación y conservación de otras áreas de bosques y en ese caso se está trabajando en las cuencas del Tucuy y Sororia.
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