BRASIL CLONARÁ ANIMALES SILVESTRES EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
La Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária (Embrapa) ha iniciado un proyecto ambicioso para prevenir la progresiva desaparición de variedades zoológicas de la sabana tropical.
Esta iniciativa de clonar animales silvestres, en colaboración con el Jardín Zoológico de Brasilia, se refiere a especies tales como el jaguar, el aguará guazú y el perro de monte.
El proceso de clonación comprende dos fases. La primera consiste en la elaboración de un banco de genes que ya tiene almacenadas 420 muestras de células de ocho especies. El material fue tomado principalmente de ejemplares muertos del Cerrado, ecorregión de la sabana tropical que ocupa la parte central del país.
La segunda etapa, donde los investigadores se encuentran ahora, consiste en conseguir los clones. El proceso es muy costoso dado que su tasa de éxito es solo del 5% al 7%. El objetivo del proyecto es clonar especies de animales en peligro de extinción que son difíciles de reproducir en cautiverio. A pesar de que se planea mantener cautivados a los especímenes clonados, no se descarta por completo la posibilidad de soltarlos en la naturaleza si de ello depende la conservación de la especie.
No obstante, muchos biólogos subrayan el riesgo de liberar en la naturaleza animales clonados. Juciara Pelles, responsable de conservación e investigación del Zoológico de Brasilia, asegura que a la liberación de especies clonadas se recurrirá solo en los casos extremos, y agrega que el proyecto “tiene una buena base científica y no se darán pasos que impliquen el más mínimo riesgo”.
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DESCUBREN NUEVAS ESPECIES DE INSECTOS EN ECUADOR
El descubrimiento de nuevas clases de insectos en la Costa –hasta en áreas contaminadas– refleja la diversidad de fauna y flora existentes, según expertos, pese a que aún no hay un catálogo nacional que exponga su realidad.
Es el río Quevedo de la provincia de Los Ríos, al oeste del país. Investigaciones científicas lo ubican en categoría de contaminación moderada por los impactos de la agricultura (uso de pesticidas, fertilizantes) y de la urbanización (descarga de aguas negras). Pero ahí, en este paisaje “muy alterado”, según expertos, apareció un nuevo insecto para el mundo.
Su nombre científico es Thraulodes quevedoensis. Fue visto por primera vez en el 2007 cerca del malecón del río Quevedo. El estudio y la descripción de esta especie en Ecuador la realizó el estadounidense Wills Flowers, entomólogo (experto en insectos) que lleva 35 años estudiando a varios grupos de invertebrados.
No es la única. En los últimos tres años, él ha descrito las características taxonómicas de cinco especies nuevas de insectos en el país. En unos casos participó con otros científicos extranjeros y ecuatorianos.
Sus artículos han sido expuestos en revistas científicas como Zootaxa (publicada por Magnolia Press de Nueva Zelanda, que recoge en inglés los trabajos de taxonomía zoológica a nivel mundial). Ahí aparece el Litoral ecuatoriano como lugar para la ciencia.
Hay más especies nuevas, dice Flowers, pero aún no son estudiadas ni clasificadas para el mundo, entre otras razones, porque en el país no se prioriza este tipo de investigaciones, que demandan tiempo, indica el experto norteamericano.
Flowers conoce Ecuador desde hace diez años, cuando estudió varios insectos en las estribaciones de los Andes, cerca de Pichincha, y cuando formó parte de un equipo de investigación de la Universidad de Florida A&M, de EE.UU., de la que egresó antes de jubilarse.
Ahora, Flowers participa en el proyecto nacional Prometeo (viejos sabios), en el que ayuda a fortalecer las investigaciones y enseñanzas de entomología (ciencia de los insectos) en dos centros de estudios superiores. Uno es en la Estación Experimental Tropical Pichilingue, del Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), y el otro, en la Universidad Técnica Estatal de Quevedo (UTEQ).
Los estudios principales de este científico se centran en escarabajos que atacan la balsa en varias zonas de Quevedo (Los Ríos) y en el biomonitoreo de la calidad de agua mediante el uso de insectos acuáticos como indicadores ambientales.
Ahí ha encontrado las nuevas especies descritas para la ciencia. Existen otras, como los escarabajos de una subfamilia llamada Scolytinae, cuya identificación está en espera por un especialista en EE.UU. Estos descubrimientos se dan mientras los científicos ejecutan proyectos de estudios específicos, como de suelos, plagas o agua; mas no porque existan programas exclusivos para encontrar nuevas clases de insectos.
“No es solamente un asunto de especies nuevas, sino de sus relaciones ecológicas con otros organismos. Es importante conocer quiénes están con nosotros (insectos). Si son insectos malos (dañinos). Si están ahí y no se sabe qué producen, qué hacen. Si a los insectos no se los conoce y estudia pueden causar problemas al afectar un área y luego pasar a otra (plaga). Eso implica daños económicos y ambientales (como el uso indiscriminado de químicos para combatirlas)”, cuenta Flowers.
Asegura que en EE.UU. actualmente hay miedo de que en las flores que se envían de Sudamérica puedan ir insectos desconocidos (no descritos).
Álvaro Barragán, entomólogo de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), destaca que los insectos son parte de la cadena de alimentación (trófica) de muchos vertebrados e invertebrados.
“Son (también) descomponedores de materia orgánica. Muchas especies son polinizadoras de cientos de especies de plantas, incluyendo cultivos agrícolas. Otras son defoliadoras de plantas y con esto regulan las poblaciones, permitiendo que exista gran diversidad de formas”, precisa Barragán.
El entomólogo de la PUCE es también curador del museo llamado QCAZ-I (Quito Católica Zoología Invertebrados), de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la PUCE, en donde reposan muestras de especies de insectos descubiertas en el país, como las del Litoral.
Estos descubrimientos en el Litoral llaman la atención, coinciden Barragán y Flowers, porque se demuestra que en áreas más deforestadas o contaminadas aún existen espacios para la biodiversidad.
Estudios sobre insectos en la Costa hay pocos, agrega Flowers. No existe un inventario o catálogo nacional (como tiene Costa Rica). “Para grupos grandes, como son muchos géneros y familias de insectos, un catálogo es esencial para saber cuáles especies ya están conocidas. En ciertos grupos bien estudiados, como mariposas diurnas, hay listas y catálogos mundiales que ayudan al estudio de estos grupos en Ecuador”, comenta el científico norteamericano.
Pedro Cedeño, investigador de la Universidad Técnica Estatal de Quevedo (UTEQ), dice que cada que desaparece un insecto hay un desequilibrio en la naturaleza, aunque sus efectos no parezcan “tan grandes”, como con otras especies.
Flowers y científicos de la UTEQ y del Iniap están elaborando las listas de las familias de Coleópteros (como escarabajos) existentes en Ecuador.
Detalles: Insectos estudiados en ecuador
A los insectos se los usa también como medidores biológicos de la calidad del ambiente. Ejemplo: si en una fuente de agua hay larvas de moscas Chironomidas, se dice que existe contaminación.
Según Wills Flowers, en el país hay cálculos de ciertas especies en ecosistemas determinados. Existen unas 2.700 especies de mariposas diurnas y 204 de escarabajos de tierra en el páramo.
Especies de hormigas, moscas, escarabajos, chinches, polillas, collembolas, entre otros, han sido descubiertas en Ecuador. Las muestras están en los museos de la PUCE.
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