El Awka

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DESDE MAIMARA - QUEBRADA DE HUMAHUACA - PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD - JUJUY - ARGENTINA

viernes, 30 de noviembre de 2012

LOS PROBLEMAS MENTALES, TAMBIÉN SON CONSECUENCIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO Y DE LOS CELULARES.

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LA SALUD MENTAL, OTRA VÍCTIMA DEL CAMBIO CLIMÁTICO


“La ciudad parecía bombardeada. Camino a mi oficina, me crucé con personas que llevaban en sus rostros el mismo -diría que dramático- asombro mío. Nos mirábamos y, sin conocernos, nos preguntábamos: ¿cómo te fue?, ¿le pasó algo a tu casa? Fue una solidaridad afectiva muy importante para mí”.
Este testimonio brindado por una periodista de Santiago de Cuba pone en la balanza uno de los lados buenos de la reacción colectiva tras un desastre como el sufrido por esta ciudad en la madrugada del 25 de octubre, cuando el huracán Sandy, pese al alerta meteorológica y a las advertencias oficiales, sorprendió a buena parte de sus habitantes.
La cuantía de los daños económicos aún se desconocía a mediados de este mes, cuando la porción más oriental del país restañaba sus heridas, a todas luces graves. Pero está también el impacto psicológico, del que se habla menos y se deja ver en los ojos de la gente cuando cuenta: “perdimos nuestra casa con sus muebles, equipos electrodomésticos, hasta los recuerdos”.
Depresión, tristeza, angustia, desesperación, incertidumbre y agresividad son todas manifestaciones que acompañan a las personas después de un desastre en cualquier parte del mundo. “Imagínate, nos acostamos con la bella y despertamos con la bestia”, parodió un trabajador del sector turístico cuyo hotel en el que trabajaba fue totalmente destruido.
“La gente está deprimida y desorientada. En no pocas personas he notado el desequilibrio psíquico por las pérdidas sufridas “, comentó el sacerdote católico Eugenio Castellanos, rector del Santuario de de la Caridad del Cobre, virgen patrona de Cuba.
Castellanos estimó que 90 por ciento de las viviendas del Cobre, localidad aledaña a esta urbe, sufrieron el impacto de Sandy.
En Mar Verde, la playa por donde tocó tierra cubana el huracán Sandy, situada a unos 15 kilómetros de Santiago, la médica Elizabeth Martínez atiende a más de 100 damnificados, albergados en las cabañas de veraneo que por estar más alejadas del mar se salvaron del desastre. “El impacto psicológico es grande, pero no hubo muertes, ni tenemos personas enfermas”, apuntó.
Poco más de una semana después del paso del huracán, los esfuerzos en materia de salud se concentraban fundamentalmente en contener brotes epidémicos. “Estamos dando audiencias sanitarias entre el vecindario, enseñamos como cuidarse de enfermedades trasmisibles, de la importancia de descontaminar el agua antes de beberla”, aseguró la profesional.
Según medios especializados, se estima que entre un tercio y la mitad de una población expuesta a desastres sufre algún tipo de problema psicológico, aunque en la mayoría de los casos debe entenderse como reacciones normales ante eventos extremos, que bajo el impacto del cambio climático amenazan con aumentar en intensidad.
“Cuando encontré a mis vecinos en los bajos estábamos en shock. Pero alguien dijo: ‘Vamos a despejar la entrada que está bloqueada por esos árboles caídos’, y nos pusimos a trabajar, aunque al principio nadie hablaba”, contó una mujer del sector turístico. En los primeros días se podía ver a muchas personas recogiendo escombros y barriendo las calles de sus barrios.
Ante la frecuencia y mayor intensidad de los ciclones tropicales, las autoridades de salud, desde los años 90, comenzaron a preocuparse por el impacto psicológico de los desastres causados por esos y otros fenómenos naturales. En 2008, cuando el país sufrió tres huracanes, una indicación ministerial fortaleció la inclusión del tema en los planes sanitarios.
En un artículo sobre el asunto, el médico cubano Alexis Lorenzo Ruiz explica que los aspectos psicosociales de los desastres son tenidos en cuenta tanto en la capacitación del personal como en la organización de los programas que llegan a todo el país y ponen énfasis en la atención de sectores más vulnerables, como menores de edad, adolescentes y adultos de la tercera edad.
Desde el punto de vista de la salud mental, en los desastres toda la población “sufre tensiones y angustias en mayor o menor medida, directa o indirectamente”, señalaron, a su vez, Katia Villamil y Orlando Fleitas, quienes recomendaron no olvidar que el impacto en tales circunstancias resulta más marcado en poblaciones de escasos recursos.
Estos profesionales aseguraron que las reacciones más frecuentes van desde las consideradas normales, ansiedad controlable, depresión leve o cuadros “histeriformes”, hasta estrés “peritraumático”, embotamiento, disminución del nivel de vigila, descompensación de trastornos siquiátricos preexistentes, así como “reacción colectiva de agitación”.
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LOS CELULARES Y EL FUTURO SOSTENIBLE NO SON COMPATIBLES


La energía electromagnética ola creciente (EMWE) afecta negativamente a las plantas según un estudio desarrollado en la India, donde un grupo de científicos de Gujarat concluyó que las frecuencias electromagnéticas cada vez más potentes y amplificadas dejan un efecto dañino en el desarrollo del reino vegetal.
Los científicos seleccionaron los dos tipos de plantas y planteado por el aporte de nutrientes, agua y temperatura en condiciones de laboratorio. Estas plantas fueron expuestas por EMWE de frecuencia de 900 hertz Mega e intensidad de campo 1,9 mili Tesla durante 72 horas.
Luego las analizaron tanto fisiológica como bioquímicamente, dándose cuenta de cambios morfológicos como la disminución de la tasa de crecimiento en términos de altura, número de ramas y hojas se observa en dichas plantas. Su tamaño se redujo, las hojas se volvieron más frágiles y se cayeron antes de tiempo.
“Las pruebas bioquímicas indican que después de la exposición, hay una disminución en pigmentos asimilatorias como clorofilas y antocianinas que muestra disminución de la tasa de fotosíntesis en las plantas. Al mismo tiempo, el contenido de pigmento carotenoide aumentado, lo que dio como resultado el efecto de envejecimiento,”dijo el director de Junagadh- basado en Noble Group de Instituciones Ved Vyas Dwivedi.
Esto es tan grave que el catedrático sentencio que “Si las plantas y los árboles no son atendidos, entonces sería poco realista pensar en un mundo verde  en unos pocos años”, algo absolutamente preocupante cuando sabemos que gracias a la vida vegetal contamos con oxigeno y que por otra parte estudios aseguran que las plantas cuentan con inteligencia,  la que ha permitido que toda la Tierra se nutra de las bondades de la naturaleza.

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