LA PRODUCCIÓN DE
TRANSGÉNICOS SE EXTIENDE EN BOLIVIA.
En Santa Cruz se concentra la elaboración de alimentos genéticamente modificados.
La producción de alimentos genéticamente modificados (transgénicos) se extendió en Bolivia a cuatro otros rubros en los últimos años: la caña de azúcar, el arroz, el algodón y el maíz.
El investigador de la entidad denominada Seguridad Alimentaria, Manuel Morales, dijo que en los trabajos de campo que desarrolla, pudo comprobar que los productores agrícolas, principalmente de Santa Cruz, emplean semillas transgénicas, situación que fue ratificada por el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) al periódico digital del Programa de Investigación Estratégica de Bolivia (PIEB).
Las normas legales en vigencia establecen que está permitida la producción de soya transgénica. De más de un millón de hectáreas cultivadas en Santa Cruz, el 98 por ciento es transgénico.
Morales dijo que descubrieron en los trabajos de campo “que el arroz también es transgénico, porque nuestros productores no pueden volver a sembrar una vez que cosechan su arroz, y están obligados a comprar semilla arrocera, y en el caso de la caña de azúcar, sabemos que se presenta una situación similar”.
El arroz transgénico se produce en la zona tradicional de cultivo en Yapacani, Santa Cruz.
El director del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF), Gabriel Hoyos, dijo que tienen “información de que sí hay cultivos transgénicos en Santa Cruz de arroz, maíz, algodón, soya, caña de azúcar, pero certificamos sólo semilla convencional e híbridos”, o sea modificación de vegetal con vegetal.
“Lo preocupante del maíz es que estamos rodeados de países que producen transgénicos, pero si se permitiría su ingreso, estarían vulnerando normas”, manifestó Manuel Morales en recientes declaraciones.
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VENEZUELA NO CUENTA CON
SISTEMA DE TRATAMIENTO PARA BASURA ELECTRÓNICA.
Datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente refieren que diariamente en el mundo se generan 50 millones de toneladas de basura electrónica, y se calcula que el volumen de esta chatarra crece a un ritmo de entre 16% y 28%, cada 5 años.
“En Venezuela no contamos con un sistema de recuperación de estos equipos. Simplemente se tiran a la basura porque hay mucha desinformación en la población sobre sus consecuencias para la salud y para el ambiente”, afirmó Antonio Di Lisio, investigador asociado del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela.
En esta chatarra se encuentran metales peligrosos para la salud como arsénico, plomo, mercurio o cadmio.
“Ni la Ley del Ambiente, ni la Ley Penal del Ambiente están pensadas para este tipo de desechos, que deben ser tratados con el mismo cuidado con el que se manejan los residuos médicos”, agregó Di Lisio.
Para el investigador, es importante que el país se adapte a la serie de normas ISO 14.000, según las cuales la responsabilidad de una empresa con un producto no se termina con su venta, sino que debe considerar la disposición final de los equipos.
Existen compañías dedicadas al reciclaje de equipos eléctricos o electrodomésticos. Harrison Mozo dirige la compañía KB de Venezuela. Allí se encargan de recolectar estos equipos, desarmarlos en partes y piezas y exportar algunos de los componentes, desarrollan sistemas para la recuperación de materias primas y reciclan metales ferrosos y no ferrosos.
En el estado Vargas, la empresa Ecoreciclarte trabaja con la zona educativa de la entidad y desarrolla el programa piloto Cuidando tu Ambiente, Mejora tu Escuela; para recolectar la basura electrónica en estas instituciones una vez que hayan clasificado el material, este es llevado a empresas fundidoras y recuperadoras de plástico y con el dinero recaudado se comprará material y equipos para los colegios.
“Son residuos bien delicados, que deben ser atendidos con mucho criterio. Nosotros promovemos que antes de reciclar, se puede reutilizar. Darle una segunda vida al equipo. Si no hacemos una correcta disposición, tarde o temprano ese material tóxico llegará a nosotros”, manifestaron representantes de Ecoreciclarte.
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COLOMBIA: SE BUSCA A
ENEMIGOS DE LOS OSOS DE ANTEOJOS.
Organizaciones ambientales hacen un llamado para castigar a quienes mataron un oso de anteojos en un páramo.
La crueldad de las imágenes en la que unos cazadores incitan a sus perros a matar a un oso de anteojos causó un revuelo en las redes sociales. No era para menos.
El oso de anteojos no solo es una especie en vía de extinción sino que es el símbolo de la biodiversidad del país, sale en la moneda de 50 pesos y es la imagen de los Parques Nacionales Naturales.
El oso de anteojos (Tremarctos ornatus), también conocido como oso frontino, oso andino, oso sudamericano, ucumari y jukumari, es una especie de mamífero carnívoro única en su género.
Que un miembro de esta especie pierda la vida por diversión de un grupo de cazadores no solo es motivo de indignación sino que constituye un delito penal que puede dar a sus autores hasta ocho años de prisión.
Viven muy cerca de la capital del país. Según Parques Naturales, “lo que más caracteriza a esta especie es la presencia de manchas blancas o amarillentas en torno a los ojos” y de ahí viene su nombre. Llegan a medir hasta dos metros y a pesar hasta 140 kilos. Tienen unas poderosas garras que les permiten trepar árboles con facilidad.
Mucha gente dice que parecen primates y por eso, en el país hay mitos y leyendas en los que se refieren a ellos como “hombres salvajes peludos que viven en las selvas”.
Por esta razón la entidad envío un comunicado en el que asegura que el oso “se convirtió en nuestro símbolo, en la misión de la conservación en la medida en que al proteger esta especie se permite la protección de muchas otras que comparten el mismo hábitat”.
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