DESECHOS TÓXICOS DE MINERÍA CONTAMINAN RÍO EN PERÚ.
El derrame tóxico de la mina Atacocha ocurrió recientemenet y alcanzó al río Huallaga, el quinto más largo en territorio peruano, afluenete del Amazonas.
Una cantidad indeterminada de aguas residuales de una mina perteneciente a la gigante brasileña del zinc Votorantim se vertió a un extenso río, contaminándolo en al menos 10 kilómetros, informaron autoridades.
El río Huallaga, es el quinto más largo en territorio peruano, con recorrido de 1.138 kilómetros, dijo el ingeniero ambiental Juan Escalante, de la dirección de minas de la región Pasco.
Comentó que el relave “con metales pesados fugó de una poza de sedimentación usada para limpiar el líquido desde las 5 de la mañana del miércoles, por varias horas aún no determinadas”.
En marzo de 2011, la Autoridad Nacional del Agua permitió a Atacocha verter al río Huallaga aguas residuales previamente tratadas. Se indica que Atacocha deberá eliminar el “cianuro, selenio, mercurio, cadmio, plomo, zinc, arsénico, cobre, hierro, manganeso, níquel y plata”. El agua tras ser tratada obtiene la categoría 3, que en Perú sirve para el riego de vegetales y como bebida de animales.
La zona del río Huallaga donde se produjo el derrame está ubicada en el centro poblado Chicrin, distrito de Yanacancha, en los Andes de la región céntrica de Pasco, a 4.000 metros de altitud y a 195 kilómetros al este de Lima.
Escalante añadió que en Pasco, una región históricamente minera, no existe una entidad regional del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), encargado de evaluar y fiscalizar el cumplimiento de la ley ambiental.
No obstante, precisó que funcionarios de la OEFA de otra región cercana llegaron para tomar muestras y sedimentos en el río Huallaga para determinar el grado de contaminación de las aguas.
En su sitio de internet, Atacocha indica que “produce concentrados de zinc, plomo y cobre, con contenidos de oro y plata, a través de la flotación de mineral en su propia planta concentradora”.
Atacocha es una de las cinco minas del consorcio Milpo, cuyo mayor accionista es la brasileña Votorantim, la tercera productora mundial de zinc.
Otro derrame, de 45 toneladas de concentrado de cobre y zinc, se produjo a fines de julio en la norteña región Ancash, por el consorcio internacional Antamina.
Perú es el segundo productor mundial de cobre, plata y zinc, y el sexto en oro.
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PRIMER HOSPITAL EN BRASIL PARA “ANIMALES POBRES”
Brasil cuenta ya con el primer hospital en toda regla para “animales pobres”, es decir para ofrecer asistencia gratuita a de familias necesitadas que no podrían de otra forma cuidar de sus enfermedades.
Ha empezado a funcionar hace un mes en la ciudad de São Paulo, en Tatuapé, en la zona este de la tercera mayor urbe del planeta y ha sido tal él éxito que ya están pensando las autoridades municipales en agrandar el hospital en el que trabajan 25 profesionales de la sanidad animal como médicos veterinarios y 25 funcionarios de servicios generales.
Con una población de animales domésticos de seis millones, São Paulo, la ciudad más rica del país, ha sido también la primera en la que las autoridades públicas, a través de una iniciativa del Partido Verde, ha conseguido el primer hospital animal para personas de baja renta.
Los responsables del hospital están seguros que ciudades ciudades que ya poseen políticas públicas a favor de los animales como Rio, Porto Alegre, Curitiba y otras, van ahora a seguir el ejemplo de São Paulo.
La demanda ha sido tal, que hay personas ya a las tres de la madrugada esperando en la puerta del hospital con sus animales enfermos.
Hasta ahora son atendidos más de tres mil casos al mes, y algunos casos necesitan tiempo pues se trata a veces de operaciones, transfusiones de sangre, tratamiento de suero etc.
Renato Tartália, veterinario de 49 años y director administrativo del hospital cuenta cómo él mismo después de 25 años de profesión, ante algunos casos en los que tiene que presenciar la muerte de un animal y el dolor expresado por sus dueños, gente muy pobre, tiene que retirarse a un rincón a llorar.
Wilson Grassi, Consejero de la Asociación Nacional de Clínicas Veterinarias de Sâo Paulo ha ofrecido tres justificaciones para la creación de ese hospital para animales con recursos públicos:
1- Elimina el dolor de animales enfermos sin posibilidad de tratamiento
2- Reduce la angustia de las personas que se ven impotentes y sin recursos para curar a uno de sus animales de compañia, a veces, como en las personas que viven solas, el último reducto de cariño que les queda en la vida.
3- Un problema de sanidad pública ya que animales enfermos sin tratamiento son fuente de transmisión de enfermedades a los humanos.
Por último es la Constitución brasileña quien en su artículo 225 regula “el respeto a la vida, la libertad corporal y la integridad física de los animales, prohibiendo prácticas que los pongan en riesgo o provoquen su extinción”.
El veterinario Tartalia, saliendo al paso de los que podrían criticar el gasto público para atender a los animales enfermos, advierte que al curar a esos animales domésticos de familias pobres, en realidad “se está curando también a sus dueños”, que sufren con la angustia de sus amigos los animales y a veces llegan a enfermarse ante la falta de medios, para aliviar el dolor y hasta evitar la muerte de sus amigos los animales.
Y no me crucifiquen por volver a escribir sobre la defensa de los animales. Dije al empezar este blog que me interesaría de la “vida de los brasileños” y no sólo de la política, y el amor por los animales hace parte de este país que ya ha sancionado como crimen castigado con cárcel los malos tratos a los animales, y que prepara en el Congreso varios proyectos en este campo, empezando por la prohibición de animales sólo como “guardias” de casa.
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