ALTAS TEMPERATURAS OBLIGAN A MIGRACIÓN PREMATURA DE COLIBRÍES.
Los colibríes de garganta roja comenzaron a migrar con semanas de anticipación si se compara con décadas anteriores, y según una investigación el fenómeno podría deberse a un aumento de las temperaturas en los hábitats donde pasan el invierno.
Según investigadores, la llegada adelantada podría redundar en menos alimento durante la temporada de anidación de estas aves pequeñas que comen insectos, ayudan a la polinización de las flores y son populares entre los observadores de aves, según publica AP.
“Los colibríes son carismáticos y hacen cosas que nos fascinan”, dijo Ron Johnson, científico de la Universidad Clemson y uno de los autores del estudio. “Pueden volar hacia atrás, quedar suspendidos aleteando y visitan los comederos en las casas para que las personas puedan verlos con facilidad”.
Johnson y sus colegas de Clemson; la Universidad Tylor en Upland, Indiana, y la Universidad de Nebraska difundieron un artículo sobre la emigración de los colibríes en The Auk, la Publicación de la Unión de Ornitólogos de Estados Unidos.
Las aves, que pesan menos que un níquel -moneda de cinco centavos estadounidenses- pueden volar cientos de kilómetros por el Golfo de México, desde América Central -donde pasan el invierno boreal- hasta América del Norte.
En la investigación se compararon las estadísticas sobre las primeras llegadas de estas aves desde 1890 a 1969 con las fechas de los últimos 15 años.
En el estudio se encontró que las aves están llegando a América del Norte con una anticipación de entre 12 y 18 días en contraste con años previos.
Jason Courtier, de la Universidad Taylor, dijo que las estadísticas históricas sobre los colibríes se basan en los estudios de unos 3,000 naturalistas del país que han registrado durante décadas las primeras llegadas de primavera de diversas especies de aves.
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VENEZUELA: ALTA CONTAMINACIÓN GENERA MALOS OLORES Y COLORACIÓN VERDE EN EL LAGO DE VALENCIA.
La coloración verde y olores nauseabundos que desprende el Lago de Valencia por el lado de la carretera Tipo A Güigüe−Valencia, es consecuencia del “altísimo” nivel de contaminación al que está sometida la cuenca.
Así lo afirmó la ingeniero químico ambientalista Jacqueline Rodríguez León, miembro de la Comisión de Control de Nivel y Saneamiento del Lago de Valencia del Colegio de Ingenieros del estado Carabobo; quien explicó que la problemática es el resultado de todas las aguas que caen al lago.
En relación a esto, detalló que el lago recibe el 80 por ciento de las aguas residuales domésticas del estado Aragua (cloacas), y el 20 por ciento de las mismas aguas de la gran Valencia; así como las aguas del sector agrícola que no solo están cargadas de materia fecal de los animales, sino también de los pesticidas de los sembradíos que son arrastrados con la lluvia.
En este sentido, recordó que en Venezuela aún se utiliza gran cantidad de pesticidas muy recalcitrantes que en otras partes del mundo se han ido eliminando y sustituyendo por bioplaguicidas, que son aquellos que extraídos de fuentes naturales y que reducen en un elevado porcentaje los efectos negativos sobre las aguas, plantas, alimentos, animales, entre otros.
La especialista detalló que aunque los cuerpos de agua tienen cierta capacidad para resistir este tipo de contaminación, llega un momento en que la entrada de nutrientes indeseables es tan elevada que ocurren los cambios que se están observando ahora, como la coloración verdosa y el mal olor que desprende.
“Esa capa verde que se ve allí está compuesta por cianobacterias que solo son capaces de verse cuando existe este color. Eso es un indicativo de que cada vez el grado de contaminación del lago es peor”, manifestó Rodríguez León.
El tratamiento al problema de la contaminación −aseguró− debe iniciar por impedir que las aguas de cloacas caigan a la cuenca llevando las mismas a plantas de tratamiento mediante colectores que se coloquen en Maracay y Valencia; evitando así no solo la contaminación, sino también el aumento de los tres milímetros diarios que sube el cuerpo de agua.
Aunque la ingeniero recordó que el lago tiene décadas perjudicado por residuos y agentes negativos, aseguró que el nivel de contaminación de la cuenca actualmente está muy por encima de lo establecido años atrás y que un saneamiento completo del mismo, además de complicado, tardaría unas cuantas décadas más en lograrse.
Resaltó que es un problema que debe tratarse de manera estructural y mancomunada entre las autoridades y donde juega un papel muy importante la consciencia ciudadana y la cultura de las personas.
“Es sumamente importante que se entienda que se debe controlar todo lo que caiga antes de que caiga al lago, para así dar tiempo a la naturaleza de que haga su trabajo y que purifique sus aguas”, sentenció.
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EN 30 AÑOS COLOMBIA NO TENDRÁ NEVADOS.
En tres décadas, el país ha perdido el 57% de su masa glaciar por efecto del cambio climático.
Así lo explica el libro ‘Glaciares de Colombia, más que montañas con hielo’, que el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) acaba de editar.
El documento agrega que en 1850 (hace 163 años) en Colombia existían 17 masas glaciares y hoy sólo sobreviven seis. Pasamos de tener 374 kilómetros cuadrados de superficies nevadas en esa época a sólo 45 kilómetros cuadrados, una pérdida de 84 por ciento. Esa reducción se aceleró, como en ningún otro momento de la historia, desde 1980.
“Por primera vez, nuestro país cuenta con un documento completo que explica la historia y evolución de nuestras masas glaciares desde 1850 hasta nuestros días, lo que se constituirá en un insumo vital para la formulación de políticas públicas relacionadas con cambio climático y asociadas a estos ecosistemas de alta montaña”, dice Ricardo Lozano, director del Ideam, y quien a propósito deja hoy su cargo.
Lozano agregó que los nevados colombianos pierden entre 3 y 5 por ciento de su área cada año. Hoy, todas las masas glaciares que sobreviven están por encima de los 5.100 metros sobre el nivel del mar: las sierras nevadas de El Cocuy y de Santa Marta, y los volcanes-nevados del Ruiz, Huila, Santa Isabel y Tolima.
La pérdida glaciar es una tendencia acentuada en el mundo, en tal sentido, una de las cimas emblemáticas del planeta y de África, el Kilimanjaro, perdió 80 por ciento de su superficie durante el siglo XX, y de seguir la tendencia, esta desaparecería entre el 2040 y el 2050.
En Suramérica, la tendencia es similar, con los glaciares ubicados en Argentina, Bolivia, Ecuador , Chile y Perú. Por ejemplo, este último país andino tenía una cobertura glaciar de 850 kilómetros cuadrados en 1930, luego se redujo a 680 kilómetros cuadrados en 1970 y posteriormente disminuyó a 620 kilómetros cuadrados en 1990. Es decir que en sólo 60 años se perdieron en ese país 230 kilómetros cuadrados de nieve.
Colombia tiene el 0,17 de los glaciares andinos (en Argentina y Chile están el 90 por ciento de Suramérica), el 2 por ciento de de los glaciares tropicales andinos y el 36 por ciento de los glaciares ecuatoriales.
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ECUADOR CUENTA CON 18 HUMEDALES DE IMPORTANCIA INTERNACIONAL.
La Convención de Ramsar dio importancia internacional a 18 humedales de Ecuador por los altos niveles de conservación y protección que poseen.
Para la designación de un sitio Ramsar existen parámetros biológicos, ecológicos e hidrológicos, señaló Marcela Torres, miembro de Punto Focal Técnico de la Convención Ramsar, en representación del ministerio del Ambiente.
Torres explicó que dentro de las características biológicas se considera las especies que se encuentran dentro de un humedal, tanto plantas como animales.
Asimismo, destacó la importancia de los humedales porque regulan el recurso hídrico, controlan y mantienen las bellezas oceánicas que presenta cada lugar y proveen gran cantidad de peces o material vegetal que pueden ser utilizados por las personas para su subsistencia, apuntó.
Agregó que “ese reconocimiento internacional ayuda a posicionarnos como país, obtener fondos para proyectos y además refleja el interés que le da el Estado a la conservación”.
Uno de los humedales de Ecuador más importantes se encuentra en la Isla Santay, es de tipo marino-costero, continental y artificial que tiene una extensión de cuatro mil 705 hectáreas y fue registrado en el 2002 en esa Convención.
Los Humedales del Sur de la isla Isabela se incluyeron en la lista de sitios Ramsar de Importancia Internacional, también en 2002, y cuenta con una extensión de 872 hectáreas.
Su clasificación se debió a las lagunas, riachuelos, playas, islotes y lo más importante, los manglares, y las aguas que posee. En estos lugares también habitan variedades de especies de plantas y animales.
En esas zonas se alberga casi el 90 por ciento de la subespecie endémica de flamencos, además de sustentar especies vulnerables o en peligro y poseer especies importantes para mantener la diversidad biológica, entre otros.
La Convención Ramsar la integran 164 países y tiene como fin la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales y gracias a la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo.
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BRASIL Y ONU FIRMAN ACUERDO PARA USAR BIODIVERSIDAD EN ACCESO A BIOGENÉTICAS.
La ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, y representantes de la ONU firmaron en Sao Paulo un compromiso para el uso de la biodiversidad en la agricultura y facilitar así el acceso a los alimentos biogenéticos.
“Esto concilia tanto lo que está en la parte de alimentos de la FAO y lo de la Convención de la Diversidad Biológica, por eso fue una excelente reunión y tenemos mucho trabajo por delante”, dijo Teixeira, citada por la estatal Agencia Brasil.
La ministra se entrevistó con miembros de la Organización Mundial de la Agricultura y Ganadería de Naciones Unidas (FAO), representantes del sector de Diversidad Biológica de la ONU y de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP).
Según Teixeira, el acuerdo contempla “la biodiversidad que nosotros tenemos y de cómo podremos producir a partir del perfeccionamiento tecnológico y del conocimiento genético con más desarrollo sostenible”.
Mientras, el secretario ejecutivo de Conservación de la Diversidad Biológica de la ONU, Braulio Días, explicó que uno de los objetivos es debatir con el gobierno brasileiro la legislación ambiental vigente para estimular el acceso a biogenéticos.
“Hay por lo menos 15 países con esa legislación, pero en todos, y Brasil no es la excepción, esa ley fue muy enfocada para prohibir la biopiratería y no para estimular el acceso a los biogenéticos, a la investigación y al desarrollo tecnológico”, apuntó Días.
Esta misma semana, la ministra manifestó que Brasil deberá firmar el próximo año el protocolo de Nagoya.
El Protocolo de Nagoya sobre Biodiversidad, firmado en 2010 en esa ciudad japonesa, generó el compromiso de los países para establecer una cuota de protección del 17 por ciento de las superficies terrestres y del 10 por ciento para las marinas en 2020.
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