INGENIERÍA ECOLÓGICA RESUELVE PROBLEMAS DE INSALUBRIDAD DEL AGUA EN BOLIVIA.
Rodeada por recursos mineros, la región montañosa de Potosí, en Bolivia, está plagada por una extensa contaminación ambiental gracias a la extracción de minerales.
Una sola montaña al año produce 161 toneladas de zinc, 157 toneladas de hierro y más de dos toneladas de arsénico.
Investigadores de la Universidad de Oklahoma han descubierto una técnica para eliminar los contaminantes del agua con un mínimo de costos laborales y es producida naturalmente. Después de 15 años de pruebas, la investigación ha demostrado que este método de tratamiento de agua ha tenido mucho éxito en geografías tan diversas como las llanuras de Oklahoma y las montañas de Bolivia.
El sistema de tratamiento de agua fue creado por una ingeniería ecosistémica conformado por una serie de estanques de filtrado. A medida que el agua se mueve a través de cada uno de ellos, se activa un proceso químico natural que elimina los contaminantes, ya que poco a poco se mueve de una célula a la otra antes de ser sacado hacia los cursos de agua naturales.
Este sistema de filtración menos combustibles fósiles y produce un mínimo de contaminación, que las tradicionales tecnologías de filtración de agua que consumen mucha energía.
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HABRÁ MÁS INCENDIOS A MEDIDA QUE LOS PERUANOS MIGREN A LAS CIUDADES.
Los incendios destructivos en la Amazonía peruana se están exacerbando debido al desplazamiento de la población: a medida que los agricultores se trasladan desde las áreas rurales a las ciudades.
De esta manera dejan atrás paisajes no cultivados que son más secos y más susceptibles a incendios fuera de control., además hay menos personas en el lugar para controlarlos.
María Uriarte y otros investigadores consideraron la frecuencia de incendios destructivos en la Amazonía peruana entre el 2000 y el 2010.
Si bien reconocieron las causas previamente conocidas como la sequía, la extracción de madera y la expansión de la infraestructura de caminos, encontraron que por lo menos otro factor que contribuye está en juego.
En el Perú, el gobierno estima que en la Región Ucayali más de 22 mil hectáreas se quemaron en el 2005, cantidad significativa, pero que de acuerdo al estudio, probablemente sea una tremenda subestimación. De las áreas quemadas oficialmente reconocidas, alrededor de 16 mil hectáreas estaban en los bosques, más de cinco mil en pastizales, y el resto en plantaciones frutales, campos de yuca y pueblos y hogares de familias agricultoras.
Los incendios controlados se han empleado durante milenios en la Amazonía y otros lugares para despejar y manejar parcelas de tierra para cultivo y otros fines económicos. Si bien los agricultores han sido cuidadosos tradicionalmente para asegurar que los incendios no afecten sus propios activos o los de otros, los rápidos cambios económicos y sociales han hecho que esto cambie.
Los autores indicaron que debido a que es barata y requiere poca mano de obra, es probable que el uso de la quema para el manejo de la tierra aumente en el Perú a medida que los miembros de las comunidades rurales se trasladan a la ciudad en busca de mejores servicios, tales como servicios médicos y educación. (De las 81 provincias estudiadas, todas excepto cinco, registraron crecimiento de la población urbana).
Las secuelas de la quema en áreas despobladas están aumentando, y en áreas con un alto porcentaje de barbecho, aumenta el riesgo de más incendios.
En el pasado, se presumía que las condiciones más húmedas y una estacionalidad menos marcada que generalmente prevalecen en la Amazonia, limitaban la cantidad de incendios destructivos. Pero el vasto despeje de bosques húmedos para agricultura y pastizales, especialmente a lo largo de la pendiente oriental de los Andes, agravado por la migración a la ciudad, han hecho que la región sea más vulnerable a incendios.
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BRASIL COCINA SUPERALIMENTOS.
En menos de 10 años, los consumidores de Brasil tendrán a mano ocho superalimentos que desarrollaron científicos de este país. La iniciativa piloto ya se aplica en 15 municipios.
La biofortificación es una mejora genética convencional para elevar las concentraciones de micronutrientes en alimentos básicos mediante técnicas de laboratorio y de campo.
La idea es simple: combatir la deficiencia de micronutrientes, que puede causar anemia, ceguera, problemas inmunológicos y retardo en el desarrollo. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 2.000 millones de personas tienen esta carencia en todo el mundo.
Una década atrás, la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) inició esta línea de trabajo con el proyecto BioFORT, como parte de una alianza internacional para desarrollar variedades con gran contenido de micronutrientes.
Embrapa escogió los alimentos preferidos en las mesas brasileñas: arroz, frijol, frijol caupí, mandioca, boniato, maíz, zapallo y trigo.
El hierro es clave. La mitad de la población infantil de Brasil sufre algún grado de deficiencia de este elemento, señaló Nutti.
Se trabaja en cruzas de plantas de la misma especie, seleccionando las semillas que presenten mejores características de micronutrientes.
El programa cuenta con el apoyo de HarvestPlus y AgroSalud, consorcios de investigación que operan en América Latina, África y Asia con recursos financieros de la Fundación Bill y Melinda Gates, el Banco Mundial y otras agencias internacionales de desarrollo.
Pero, ¿cuánto más nutritivos son estos nuevos alimentos? El frijol, por ejemplo, pasa de tener 50 miligramos de hierro por kilogramo a 90 miligramos por kilo. Y la mandioca, casi desprovista de betacaroteno, pasa a contener nueve microgramos de este compuesto promotor de la vitamina A por cada gramo de alimento.
En el boniato, los 10 microgramos de betacaroteno por gramo pasan a ser 115. Y el arroz experimenta un aumento de 12 a 18 miligramos de zinc por kilo.
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ESTUDIOS ABORDAN MANERAS DE COCINAR MENOS CONTAMINANTES.
En Guatemala, Honduras y Nicaragua, hacer tortillas sobre un fuego humeante es un modo de vida. Las mujeres pasan en promedio cuatro horas al día cocinando para sus familias, e inhalando rutinariamente el humo tóxico que proviene de la combustión de la leña y carbón vegetal.
Cada año se producen en América Central 37.000 muertes prematuras —en su mayoría de mujeres, pero también de muchos niños— causadas por el aire contaminado en las viviendas. En total, cerca de 20 millones de centroamericanos, poco más de la mitad de la población de la región, usa leña como combustible para cocinar.
Esta situación forma parte de un problema mundial, especialmente grave en países de ingreso bajo. Unos 2.800 millones de habitantes del planeta cocinan con biomasa u otros combustibles sólidos; el 78% de ellos en zonas rurales. Todos están expuestos a la contaminación del aire al interior de las viviendas, hecho que en 2010 provocó aproximadamente 3,5 millones de muertes y aumentó significativamente los casos de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y de otros tipos.
La iniciativa Energía Sostenible para Todos, respaldada por el Banco Mundial, tiene como objetivo proporcionar métodos de cocinar seguros y modernos antes de fines de 2030, y se estima que esta meta requerirá un incremento de la actual inversión anual de unos US$100 millones a US$4.400 millones.
Además del documento de orientación para el sector de la energía del Banco Mundial, que se compromete a “ampliar la participación en soluciones limpias para cocinar y para calefacción”, varias investigaciones recientes analizan el problema de los combustibles domésticos, para el cual no se han encontrado soluciones eficaces durante generaciones.
Tres estudios del Banco Mundial apuntan a las causas que han hecho fracasar los esfuerzos anteriores para implementar maneras seguras:
.- Falta de conciencia en los hogares de que el humo de las cocinas provoca enfermedades respiratorias que pueden llevar a una muerte prematura.
.- Fácil disponibilidad y a bajo costo (a menudo gratuita) de leña y otro tipo de biomasa.
.- Carencia de prácticas más seguras y menos contaminantes, como el uso de gas licuado del petróleo, gas natural, biogás y cocinas eficientes que reducen drásticamente los peligros de la combustión de biomasa. O bien estos métodos no han sido asequibles ni sostenibles.
Un desafío persistente es que las cocinas menos contaminantes siguen siendo un “problema de las personas pobres”. Cuando los incentivos a corto plazo alientan a los empresarios a tratar de crear un mercado de mejores cocinas, sus intentos a menudo no llegan a buen término. Las cocinas realmente seguras no son asequibles, no se adaptan a las necesidades locales, o no se fabrican a nivel local y, por lo tanto, son difíciles de conseguir.
Si bien los impactos de cocinar en el interior de las casas son idénticos en todas partes —enfermedades respiratorias y muertes— el mejor enfoque para resolver el problema puede variar de un lugar a otro, según estos estudios.
Se necesitan incentivos para que los empresarios diseñen, fabriquen y comercialicen cocinas seguras que se adapten al país o la región, elaboradas con materiales de la zona y adaptadas a las prácticas culinarias locales. Los estudios también destacan la necesidad de campañas de sensibilización con el fin de promover métodos de cocinar que usen combustibles no contaminantes.
El desafío consiste en poner en práctica estas lecciones. Expertos en energía doméstica del Banco Mundial están colaborando con los países clientes para que las apliquen a través de la Iniciativa de Prácticas de Cocinar no Contaminantes en Asia oriental, así como en América Central. También se está trabajando en África sobre la base de la Iniciativa de Soluciones para Cocinar con Combustibles no Contaminantes de África al sur del Sahara.
El Banco Mundial también forma parte de la Alianza Mundial de Cocinas Limpias, una asociación público-privada que busca crear un próspero mercado internacional de cocinas y combustibles para el hogar que no contaminen y sean eficientes.
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