CANADÁ: UNIVERSIDAD DE
QUEBEC ADVIERTE RIESGOS DEL SALMÓN TRANSGÉNICO.
El salmón transgénico es más grande pero tiene menos proteína, más grasa, puede producir cáncer y alterar el ecosistema de los salmones naturales.
Los investigadores de la Universidad Newfoundland Memorial de Quebec, Canadá, advirtieron un potencial riesgo que pueden ocasionar al medio ambiente y a la salud los peces híbridos, producto del cruce de las especies naturales y los nuevos salmones transgénicos.
El salmón transgénico o genéticamente modificado (OGM), llamado AquaAdvantage, es un salmón atlántico al que se le han añadido dos genes: uno del salmón del pacífico para que crezca más rápido y otro de anguila que le permita crecer durante todo el año. De este modo, el salmón transgénico tarda en crecer 18 meses en lugar de 3 años.
La empresa Aqua Bounty alega que no hay riesgo de transferencia de genes con salmones salvajes porque estos salmones transgénicos serán estériles. En 2011 recibió del Departamento de Agricultura de EEUU una subvención de medio millón de dólares para impulsar un proyecto de esterilización.
Sin embargo la empresa no ha logrado la esterilidad total de los salmones transgénicos y el 5 por ciento puede reproducirse. Esto significa, en una producción de millones de huevos, que cientos de miles de ellos serán fértiles, lo que no descarta el peligro de propagación de las propiedades transgénicas a salmones naturales o salvajes.
Riesgo para el medio ambiente
El salmón modificado no se cría en Estados Unidos: sus huevos se producen en la Isla del Príncipe Eduardo (Canadá) y se trasladan a granjas acuícolas cerradas en la costa de Panamá para ser criados y procesados, por lo cual, el riesgo de contaminación a otras especies lo aleja de las fronteras de EEUU y transfiere los potenciales peligros a países terceros.
Los investigadores de la Universidad Newfoundland criticaron a la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) de Estados Unidos por excluir que la producción de salmones transgénicos signifique un riesgo para el equilibrio ecológico. Advirtieron que es un peligro la prescripción de medidas como la esterilización de salmones masculinos y la producción en piscinas sobre Tierra.
Los científicos recrearon un ambiente en el laboratorio que demuestra los resultados de la fuga de un salmón transgénico de la empresa canadiense Aquabounty hacia un río de Canadá.
En el experimento se cruzaron los salmones Salmo Salar de Aquabounty y la trucha natural, Salmo trutta. Como resultado nacieron generaciones de salmones híbridos que fueron capaces de crecer rápidamente, demostrando dominio competitivo frente a los salmones genéticamente modificados y los naturales.
“Es la primera vez que se demuestra la transmisión y las consecuencias ecológicas de la hibridación interespecífica entre los animales transgénicos y las especies que hibridan naturalmente”, destacó Nicoletta de Cillis de la Fundación de Derechos Genéticos en un comunicado del 7 de junio.
Los cruces entre salmón y trucha suceden en la naturaleza en una tasa de un uno por ciento, pero diversos estudios, ya han encontrado que esta tasa aumenta a un 41 por ciento en el caso de una fuga de salmón en el campo de cultivo.
Según el equipo canadiense, si esta ventaja competitiva de los híbridos se mantiene en la naturaleza, los híbridos transgénicos podrían comprometer seriamente la población natural.
Riesgo para la salud
Varias investigaciones muestran que el salmón transgénico, comparado con el que se consume habitualmente, contiene menos proteína (5 %), más grasa (58 %), más alergenidad potencial (52 %) y más de la hormona IGF-1 (40 %), asociada al cáncer de próstata, de pulmón y de cólon.
En síntesis: disminuye la cantidad de proteína, aumenta la cantidad de grasa y produce cáncer.
Oposición al salmón transgénico
Los productos alimentarios que contengan este tipo de salmón no irán etiquetados como transgénicos. Algunos países, como Japón, Rusia o Perú, han impuesto serias restricciones a los alimentos modificados genéticamente.
Los grupos defensores de la seguridad alimenticia, los ecologistas y la industria del salmón tradicional americanos han manifestado su oposición a los productos alterados genéticamente en USA.
“No hay lugar en nuestros platos para los productos de mar transgénicos. Los consumidores no los quieren y los comercios con precios competitivos a lo largo de EE.UU. se niegan a venderlos”, dijo Eric Hoffman, activista de Políticas Alimentarias y Tecnológicas de la organización no gubernamental Friends of the Earth (FOE).
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CARNAVAL DEL MAÍZ EN
MÉXICO EN REPUDIO A MONSANTO.
En lo que va del año se han intensificado los actos de rechazo a Monsanto y al maíz transgénico.
Las acciones han estado inspiradas por una preocupación genuina por la salud de la gente y el cuidado del ambiente, basada en información verificable obtenida a partir de estudios serios realizados por científicos capaces y sin conflicto de interés.
Monsanto es un ente de excepción. En la vida no es raro que incluso a las peores cosas podamos encontrarles algún rasgo positivo, pero las estrategias de esta multinacional productora de transgénicos y pesticidas son una representación tan acendrada del mal que ha sido fácilmente escogida como el blanco de la ira global contra las corporaciones capitalistas que están deteriorando la economía, la biodiversidad y la salud de la gente.
Preocupados por su salud y la de sus descendientes, activistas a favor de la alimentación sana y en defensa del maíz mexicano y el medio ambiente —en respuesta al llamado mundial contra Monsanto—, organizaron en la Ciudad de México el Carnaval del Maíz en el marco del día internacional contra la multinacional y demandaron al presidente Enrique Peña Nieto no dejarse comprar ni presionar por la empresa agroquímica sino privilegiar el bienestar de la población.
Centenares de jóvenes de organizaciones políticas, sociales, ambientalistas y colectivos artísticos marcharon del Palacio de Bellas Artes al Monumento a la Revolución en una atmósfera festiva, a batucazo limpio, con teatro, música, performances, danza y pancartas con leyendas ingeniosas, de buen humor o furibundas: “Monsanto, go home (hell)” o “No somos tu puto experimento científico”. El hashtag más difundido con remisión a las redes sociales fue #FueraMonsanto.
La fiesta callejera llamó la atención de transeúntes atraídos por la alegría y el color de las expresiones plásticas y las consignas en defensa de la alimentación y la cultura que refrescaron el repertorio: “Queremos frijoles, queremos maíz, queremos a Monsanto fuera del país”.
Como es sabido, México es el centro de origen de esta gramínea, a pesar de lo cual y desoyendo el reclamo de científicos, productores y consumidores el gobierno anterior autorizó cultivos a cielo abierto de maíz transgénico en fases experimental y piloto.
Para los manifestantes queda claro que aceptar los planes de Monsanto sería un atentado a la soberanía alimentaria, a la preservación de la riqueza agro genética del maíz mexicano y al derecho de los campesinos a mantener su importante labor como productores de alimentos. En suma, un atentado contra el derecho a la vida.
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CIENTÍFICOS, ARTISTAS Y
EDUCADORES INVESTIGAN, RECOGEN Y REUTILIZAN DESECHOS MARINOS EN EL SUROESTE DE
ALASKA.
Recientemente, un equipo internacional de científicos, artistas y educadores lanzó una expedición para estudiar la crisis mundial de los desechos marinos en uno de los lugares más impresionantes del planeta: el suroeste de Alaska.
El proyecto de “Gyre” es una alianza entre el Museo de Anchorage y Alaska SeaLife Center, en colaboración con varias organizaciones internacionales.
El Buque de Investigación Norseman, zarpó de Seward, ciudad ubicada en la Península de Kenai en el estado estadounidense de Alaska, el viernes 7 de junio, y recorrerá 450 millas náuticas al oeste de la bahía de la Resurrección lo largo de la costa de la península de Kenai.
En el camino, el equipo evaluará, documentará además de recoger, la basura en las costas de la región. La expedición finalizará con una limpieza intensiva de Hallo Bay en el Parque Nacional de Katmai, un área remota que ha experimentado una afluencia de escombros arrastrados desde el tsunami de Japón 2011.
Howard Ferren del “Alaska SeaLife Center” estará al frente de la expedición, junto con el científico principal Carl Safina, presidente fundador de “Blue Ocean Institute” y Profesor de Investigación en la Universidad Stony Brook en Nueva York.
La expedición también incluye a representantes de la Smithsonian Institute, National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), National Geographic, Anchorage Museum y Ocean Conservancy.
Esta expedición es la primera fase del proyecto de “Gyre”. La segunda fase culmina con una exposición de 7.500 metros cuadrados de arte “Gyre” realizado con desechos obtenidos durante la expedición, que serán exhibidos en el Museo de Anchorage, de febrero a septiembre de 2014.
La exposición contará una historia mundial de los desechos marinos a través del trabajo de más de 20 artistas de todo el mundo, que transforman desechos plásticos en esculturas de animales de tamaño natural y retratan los efectos de la basura marina en los animales.
Una sección de la exposición específica a Alaska contará con los descubrimientos científicos resultantes de la expedición de 2013, así como el arte creado a partir de la basura recogida en las playas de Alaska durante el viaje.
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